jueves, 31 de diciembre de 2009

Rumbo a México

Sábado, 14 de Noviembre

A América, por convenio, los matadores del grupo A, es decir, los que torean más de 42 corridas al año (como es el caso de Cayetano), aparte de al mozo de espadas, pueden llevarse a un banderillero y a un picador. En este caso vienen con nosotros Aitor Sánchez (picador) y José Antonio Carretero (banderillero). Por tanto, la “expedición” a México la formamos 5 personas: los susodichos, más el torero, el apoderado y yo.

El 14 de Noviembre, a eso del mediodía, en un vuelo de Aeroméxico con destino final México DF, partimos cargados de tanto equipaje como ilusiones. Si todo va bien, no volveremos a pisar España hasta mitad del mes de Diciembre...

11 horas más tarde y 7 de diferencia horaria atrás, aterrizamos en el aeropuerto Benito Juárez de Ciudad de México. Tras sortear el control de pasaportes, recoger el equipaje y tener que abrir alguna que otra maleta en la aduana, salimos al “exterior” donde una nube de flashes y cámaras – bastante mayor que la que nos despidió en Barajas – nos recibe y nos lleva casi en volandas hasta las camionetas que nos van a servir de transporte.

Reencuentro con viejos amigos, checking en el hotel y a cenar a una taquería cercana. Deben ser las 11 de la noche hora local – 6 de la mañana hora española – cuando acabamos de comer. El cambio horario comienza a hacerse notar. Es sábado noche y el intenso tráfico de la ciudad se dificulta aún más por varios controles de alcoholemia con que nos cruzamos de regreso al hotel (“si maneja, no tome”). Nada que temer, nosotros hemos decidido no probar el tequila hasta el día 6 de Diciembre. Cada cosa a su tiempo…




Barajas, 14 de Noviembre, todo el equipaje plastificado
listo para facturación.
De izquierda a derecha: Ramiro Curá, Aitor Sánchez,
José Antonio Carretero y Roberto Gómez (nuestro
"ayuda", que hizo el favor de llevarnos al aeropuerto).

martes, 29 de diciembre de 2009

Interludio

Hay quien piensa que la vida de un torero consiste en vestirse de luces para acudir a la plaza, torear, salir a hombros y luego no hacer nada hasta la próxima corrida. Nada más lejos de la realidad. Esta es una profesión que, además de suerte, requiere de mucho sacrificio, constancia y concentración; una trilogía difícil de seguir sin amarla.

Acabamos la temporada española el 4 de Octubre y la siguiente "fecha" sería una cita significativa, la confirmación de alternativa en México el día 6 de Diciembre. Dada la importancia del evento, se decidió la siguiente planificación: descansar hasta finales de Octubre, comenzar nuevamente a entrenar el 1 de Noviembre, y el 14, con casi 4 semanas de antelación, volar a México para continuar allí la preparación con el tiempo suficiente como para que el torero pudiera adaptarse a la altura y, sobre todo, a la embestida del toro mexicano (muy distinta a la del español).

Aún así, ya a mitad de Octubre, después de haber descansado tan sólo un par de semanas, el torero estaba pidiendo tentaderos. Buena señal.

El resumen de ese mes de preparación española que llega hasta el 14 de Noviembre sería el siguiente: varios tentaderos en ganaderíass cercanas a Madrid como José Vázquez y Carmen Segovia, “aderezados” con ejercicio físico, toreo de salón y, a partir de Noviembre, toros “a puerta cerrada”. Debido al escaso tiempo de inactividad y sus ganas de torear, acusó muy poco el parón de fin de temporada.

Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos ya a mitad de Noviembre preparando las maletas para volar rumbo a México…

sábado, 19 de diciembre de 2009

Hellín: Fin de temporada

4 de Octubre de 2009. Última corrida de la temporada española. Han pasado muchos meses y muchos kilómetros desde el arranque en Olivenza allá por principios de Febrero. Es la segunda vez en su carrera – y primera en 4 años – que Cayetano va a acabar la temporada cuando lo tenía previsto y no antes por culpa de algún percance: hace 3 años, el fuerte dolor que le provocaban unos esguinces crónicos en los dedos de una mano; hace 2, una cornada en Albacete; y el año pasado, el grave accidente de Palencia. El torero ha ganado en oficio, técnica…y suerte.

En el cartel, El Fandi y Talavante. Como suele ser costumbre, Cayetano brinda su último toro del calendario español a toda la cuadrilla (por desgracia, como ya he dicho, no se había podido volver a repetir esta escena desde el primer año de novillero en Fuengirola). Acaba la corrida con el torero atravesando a hombros la puerta grande de la plaza de toros de Hellín.

Ducha en el hotel y partimos camino de Madrid. Hoy toca celebración, no es para menos, son 4 años esperando este momento.

Luego, a descansar unos días y a finales de Octubre vuelta al trabajo. La próxima estación será en Diciembre, será “La México”…


Foto: Benito Sánchez Leyva
Parte de las cuadrillas de El Fandi, Talavante y Cayetano en el bar de la plaza de toros de Hellín después del sorteo. Las caritas presagian el final de temporada...

jueves, 17 de diciembre de 2009

Úbeda

Llegamos a Úbeda procedentes de Alquerías bien entrada la madrugada. En un pequeño salón contiguo al lobby del hotel, la "crew" de Pereza estira la noche a ritmo de groupies y alcohol. Hacemos el check-in y subimos a descansar.

A la mañana siguiente, curiosa mezcla en el buffet del desayuno: pendientes con gomina, chupas de cuero con politos de La Martina, picadores con bajistas, toreros con cantantes, apoderados con road managers…Curro Vázquez con Rubén y Leiva. Ellos actuaron ayer, a nosotros nos toca hoy.

Hasta aquí se ha desplazado Virginia Galvín, subdirectora de Vanity Fair España, quien está escribiendo un artículo sobre Cayetano que saldrá publicado en el número de Diciembre. Nos reunimos con ella en el lobby del hotel y nos dirigimos para el sorteo justo en el instante en que los Pereza parten camino de otra “plaza” en su “cochecuadrilla”.

En cuanto a la corrida, muchísima expectación tanto en la puerta del hotel como en la plaza. Largas colas de entrada y cartel de “no hay billetes”. Todo salió bien. La gente se divirtió y Cayetano sumó una nueva puerta grande. Esta provincia se le sigue dando bien.

Después de cenar, abandonamos la ciudad camino de la última estación de la temporada. Mientras la distancia creciente va apagando las luces y ahogando el ruido ensordecedor de la feria, una escena del mediodía acude a mi mente. Hora del aperitivo, justo después del sorteo; Curro Vázquez, Virginia Galvín, nuestro buen amigo “Cohete” y un servidor deambulamos por las viejas calles del centro buscando una terraza apacible donde sentarnos a conversar. Es mi primera visita a Úbeda y, como ya intuía, me impacta su belleza. La furgoneta sigue avanzando en la noche, las últimas luces de la ciudad se pierden definitivamente en el horizonte y ya no se escucha más ruido que el del motor del cochecuadrilla. Paco Ortega, Muñoz Molina, Joaquín Sabina…¿qué tendrá esta tierra para ser cuna de tantos personajes que yo admiro?...tengo que volver este invierno con más tiempo…o bueno, mejor en primavera...que aquí tiene pinta de hacer mucho frío, "cuando aprieta el frío".

sábado, 5 de diciembre de 2009

Alquerías del Niño Perdido II

El jueves por la tarde nos ponemos nuevamente en marcha. Si todo va bien, cuando el domingo por la noche regresemos a casa, estaremos celebrando el final de temporada.

Esta vez sí que luce el sol. Mucha expectación. No hay billetes. La plaza portátil montada ex profeso para la ocasión, emerge entre un mar de naranjos bajo el cielo azul.

Es la segunda vez en su carrera que Cayetano torea un festival, la anterior fue todavía de novillero, en Moralzarzal. En el cartel: Pablo Hermoso de Mendoza, El Fandi, Castella, Manzanares, Cayetano y el “aficionado práctico” Adolfo Suárez Yllana, hijo del primer presidente del gobierno de la democracia española.

El día viene marcado por la votación final sobre la sede de las olimpiadas de 2016. Madrid parte como una de las favoritas. Aprovechando el ambiente distendido del festival, y en contra de lo habitual, Cayetano se viste atento a las novedades que la televisión va contando al respecto. El Rey y el presidente del gobierno han hecho una encendida defensa de la candidatura. A esas alturas hemos pasado un par de cribas, aunque marchamos para la plaza sin que la incógnita haya sido despejada. Torea Pablo Hermoso, la gente sigue recibiendo noticias esperanzadoras en los móviles. Queda la votación definitiva. El Fandi, sin novedad. Castella, sigue la espera. Manzanares, hay fumata blanca…”¡ha ganado Río de Janeiro!” comenta una voz anónima desde el tendido.

Cayetano no tiene suerte con su toro. Cierra plaza Suárez Yllana que se ha traído un ejemplar de la ganadería de su suegro, Samuel Flores. A pesar de las hechuras, sale muy malo y no consigue sacarle ni un pase. Pide el sobrero y con él se quita la espinita.

Llegamos al hotel ya de noche. Ducha y a cenar. En la tele siguen comentando la decepción de las olimpiadas. Toda la parafernalia con la que nos han estado bombardeando durante meses, comienza a parecernos anticuada. Nos quedan dos tardes para acabar la temporada y yo tengo un presentimiento: Cayetano va a salir a hombros en ambas. Estoy seguro, “tengo una corazonada”…

jueves, 3 de diciembre de 2009

Alquerías del Niño Perdido I

Etimología: Dice el diccionario que “alquería” es un término que procede del vocablo árabe al-Garya y que se utiliza para designar a una casa rural con tierra de labor típica de la Comunidad Valenciana y de algunas zonas de la provincia de Granada. Esto nos serviría para explicar la primera parte del nombre. En cuanto a la segunda, proviene de la imagen de Nuestra Señora del Niño Perdido que los monjes de Caudiel dejaron en un oratorio cercano a la zona en 1.683.

Historia: Y su origen como población habría que situarlo en una serie de alquerías musulmanas que, tras la llegada de Jaime I de Aragón y la fundación del Reino de Valencia, pasaron a formar parte del recién creado municipio de Villarreal; del que, tras varios intentos frustrados, finalmente se segregaron en 1.985 dando lugar a una nueva ciudad con tan particular nombre.

Pues hasta ahí llegamos, bajo un intenso aguacero, el día antes del festival procedentes de Vera. Y, sin siquiera pasar por el hotel, fuimos directamente a almorzar a la central de Porcelanosa, situada en Villarreal, atendiendo a una invitación personal que Manolo Colonqués, alma Mater de la empresa, había hecho hacía tiempo a Cayetano. Disfrutamos de una deliciosa comida en su compañía y luego de una didáctica visita por el corazón de la fábrica que yo resumiría en 3 términos: organización, pulcritud y ¡magnitud!


A media tarde nos dirigimos al hotel, también en Villarreal, y esperamos el anochecer sin que la lluvia diera ninguna tregua. Luego salimos a cenar y nos marchamos a dormir con la esperanza de que cambiara el tiempo al día siguiente.

Como era de esperar, esto no sucedió y, poco antes de partir para el sorteo, nos llamaron para informarnos de que la corrida se aplazaba hasta el viernes. Desayunamos, recogimos y partimos de regreso a Madrid con el balance de una corrida toreada (Barcelona), una suspendida (Vera) y otra aplazada (Alquerías). Estábamos a martes, por tanto, teníamos 2 días para estar por casa y luego vuelta a la carretera, a encarar las últimas 3 corridas de la temporada.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Vera

Ya lo venían anunciando las previsiones meteorológicas desde hacía días: a partir del domingo, lluvia generalizada en todo el sudeste peninsular. Y no se equivocaron. Llegamos a Vera, procedentes de Barcelona, bien entrada la madrugada bajo una lluvia torrencial. Y, como era de esperar, amaneció de la misma guisa.

Desayunamos y partimos para el sorteo con la convicción de que la corrida se iba a suspender. El ruedo estaba cubierto de agua y seguía lloviendo. Pasamos a la zona de corrales y allí esperamos un rato a que apoderados, cuadrillas y autoridad tomaran una decisión. Poco antes de las 12 a.m., como era de esperar, se acordó la suspensión.

En ese momento, mi labor se centra en avisar al torero y, luego, elaborar una lista de gastos para pasársela a la empresa: Gasolina, hotel, comidas, sueldo del mozo de espadas, del “ayuda” del mozo de espadas y de los chóferes. Banderilleros, picadores y torero no cobran por suspensión. La idea sería que, éste último, si bien no va a percibir honorarios, al menos cubra gastos.

Una vez finalizado todo este trámite, regresamos al hotel y ahí surge el siguiente dilema: tenemos un día por medio y luego un festival en Alquerías (Castellón). ¿Qué hacer? ¿Regresar a Madrid y volver a salir nuevamente de viaje al día siguiente por la tarde con idea de llegar a dormir a Villarreal – a pocos kilómetros de Alquerías -, o quedarnos en Vera y partir tranquilamente a la mañana siguiente? Teniendo en cuenta que a Madrid desde donde estamos hay algo más de 4 horas, que al día siguiente serían otras tantas y que, además, algunos miembros de la cuadrilla vienen de otras ciudades – Jaén, Sevilla o Cáceres -, el sentido común y la logística nos dicen que lo más apropiado es quedarnos en Vera y partir para Castellón al día siguiente después de desayunar. La misma cuestión se le plantea a la cuadrilla de Manzanares – con la diferencia de que ellos suelen salir desde Sevilla -, que también decide hacer lo propio. Cierto que a estas alturas de la temporada – como sugiere alguien - se agradece pasar por casa aunque sólo sean unas horas…pero, ¿desde cuándo practicidad y sentimientos han ido de la mano?

No para de llover y el día en el hotel – un pequeño vergel con campo de golf en medio de la árida Almería – se hace largo y tedioso. Unos ven la televisión – es domingo por la tarde y hay mucho deporte -, otros conversan, otros juegan a las cartas… Me recuerda un poco al ambiente que se vive en los hoteles de América, en que se pasan muchas horas de convivencia con otras cuadrillas sin apenas pisar la calle.

Y en eso nos sorprende la noche. Cenamos en la cafetería con los de Manzanares y luego nos quedamos conversando plácidamente con el maestro Curro Vázquez; deleitándonos con sus anécdotas, con sus experiencias, con su sabiduría vital…hasta poco después de la media noche. Afuera sigue lloviendo y las previsiones son que hasta el miércoles, por lo menos, no cambie el tiempo. Ya veremos. Ahora toca dormir, que mañana será otro día.

martes, 24 de noviembre de 2009

Tríptico de Barcelona (y IV): Epílogo con postdata

Llegó la fecha y, como todo en esta vida, pasó. Un día “complicado”, lleno de recuerdos y emociones como sólo esta profesión te puede aportar. Según los entendidos, salieron 2 toros muy buenos, 2 buenos y 2 malos. Quiso el azar que los 2 malos cayeran en el mismo lote y le tocaran a nuestro torero. Una pena. Ese día todo el mundo hacía fuerza para que le embistiera un toro. Me consta que sus 2 compañeros de terna también. Todos sabían el esfuerzo que hacía toreando esa tarde – nunca antes había querido torear en esa fecha - demasiadas emociones -, este año sí, como homenaje -, pero no pudo ser. De todas formas, sus ganas, su actitud y el gesto que tuvo, quedarán ya para siempre en el recuerdo.

Llegamos al hotel y se ducha contrariado. Le duele muchísimo la cabeza, lleva días sin apenas dormir ni comer. Pide algo para aliviar el dolor y se marcha dirección sur, camino de otra plaza…


PD: El toreo está lleno de personajes interesantes como el que nos ofrece este artículo que os invito a que leáis. No comparto su pesimismo – serán cosas de la edad - pero sí le alabo el gusto. ¡Disfrutadlo!

http://www.elpais.com/articulo/cataluna/nena/torera/elpepiespcat/20090704elpcat_13/Tes

Tríptico de Barcelona III: A porta gayola

Tercer toro de la tarde, el torero que no ha comido se ajusta la montera, coge el capote, clava la mirada en la puerta de chiqueros y se dirige hacia allí con paso firme. La gente entiende el gesto, esto era algo muy común en ese torero de otra época por el que hoy se ha guardado un minuto de silencio, una especie de carta de presentación suya. Una nueva ovación va naciendo mientras el torero que no ha comido avanza decidido, dibujando una línea recta sobre la arena, sin atajos ni dudas, camino de la puerta de toriles.
No es algo común en él, sólo lo había hecho una vez antes, todavía de novillero, en una “nocturna” en Málaga. El novillo de Manolo González, con problemas en la vista, nada más salir se paró justo unos metros delante del torero, que lo esperaba de rodillas sobre el albero. Una mala experiencia.

Han pasado varios años ya desde aquello y, el hoy ya torero, sigue avanzando con paso firme sobre la arena entre el clamor de los tendidos. Todos tenemos nuestros segundos de sorpresa e incertidumbre, pero una vez comprendido el gesto, reaccionamos y actuamos en consecuencia. En mi caso, Roberto el “ayuda” y yo nos miramos y, capote en mano, corremos en dirección contraria por el callejón para situarnos cada uno a un lado de la puerta de chiqueros "por si acaso”. El torero que no ha comido llega a su destino y se clava de rodillas. La montera hasta las cejas y la mirada fija en la puerta de toriles. El mismo gesto, la misma actitud…el tiempo se contrae y la imagen del torero que no ha comido se solapa con la del torero de otra época. En los tendidos continúa la ovación. Desde el callejón le gritan al torero que coja el capote con las dos manos. Suenan los clarines y se abre la puerta de toriles. Se hace el silencio en la plaza, todas las miradas clavadas en el agujero negro que está delante del torero que no ha comido. Yo respiro hondo, tengo un nudo en la garganta y la mirada nublada. Sé que quienes están a mi lado también. Por eso no quieren mirarme, por eso no quiero mirarlos, porque no queremos sorprendernos…emocionados.

Tríptico de Barcelona II: Minuto de silencio y ovación

Primera corrida de la miniferia de La Merced en Barcelona. Carteles muy rematados este año. Hoy: El Juli, Manzanares y Cayetano. Mañana: Aparicio, José Tomás y Morante. Mucha expectación. Acaba el paseíllo y un respetuoso minuto de silencio cubre de luto el albero y los tendidos. Todas las miradas clavadas en el torero del medio, es decir, el que va último en el cartel. Rostro de emociones contenidas. ¿Qué pasará por su cabeza en esos momentos?

Acaba el minuto de silencio y la plaza estalla en palmas. Una voz anónima emerge de entre el público recordando a un torero de otra época. El resto del tendido la secunda: “¡Viva!”. Los toreros cambian el capote de paseo por el de brega y lo “prueban” toreando brevemente “de salón” ante la atenta mirada de sus mozos de espadas. Al cabo de unos minutos, comienza a despejarse el ruedo, está a punto de dar comienzo la corrida…

Pero antes de que suenen los clarines, una espontánea ovación recorre los tendidos. Nadie pregunta el por qué, todo el mundo lo sabe. Los dos toreros más antiguos dan un paso atrás en el callejón dejando la boca del burladero libre. El torero que no ha comido, a duras penas contiene la emoción. Sentimientos contradictorios, le incomoda ser el centro de atención pero le halaga la muestra de cariño. Se acerca a la boca del burladero y saluda con la montera. La ovación se hace más cerrada, el público y los compañeros le “empujan” a que salga al tercio. El torero que no ha comido se muestra reacio. Le insisten. Es un momento de mucha emotividad. El torero que no ha comido parece ceder pero invita a sus compañeros a acompañarle. Ellos se niegan, ése es “su” momento. Él insiste, los compañeros también. La ovación ya es un clamor. El torero que no ha comido vuelve a mirar a sus 2 compañeros, no está dispuesto a salir sólo. Lleva noches sin dormir - qué mérito el suyo vestirse de luces un día como hoy -, pero entiende que aquella muestra de cariño, con más razón una fecha como ésta, debe hacerla extensible a todos los toreros.


Finalmente los 3 salen al tercio y la plaza se viene abajo. Luego, suenan los clarines y todos volvemos a la realidad…emocionados.

Tríptico de Barcelona I: Hora de comer

Barcelona, 26 de Septiembre de 2009.

Habitación 610 del hotel AC Diplomatic. Un pequeño salón precede a la estancia donde se encuentran la cama y el baño. En el salón, un juego de sofás y una mesa bajita. Horas previas a la corrida. Un torero trata de comer en silencio mientras en la tele el noticiero agoniza. Los medios llevan semanas recordándonos – machacando – una efeméride que se cumple precisamente hoy, una página negra de la tauromaquia, una fecha clavada a fuego en la memoria popular de España. Antes de despedirse, como no podía ser de otra manera, el presentador hace referencia a ello. El torero que trata de comer en silencio, deja el tenedor sobre la mesa. Por la pantalla comienzan a desfilar imágenes de la vida de otro torero, de otro tiempo. Años 60’, escenas en blanco y negro de un muchacho joven y flaco poniendo banderillas. Sus preciosos ojos azules rezuman ilusión. Llegan los 70’, el blanco y negro comienza a intercalarse con el color; y el traje de luces, omnipresente hasta ahora, a compartir protagonismo con otras vestimentas. Triunfos inolvidables mezclados con bodas, Puertas del Príncipe con bautizos, profesión con vida social. El joven flacucho ha dejado paso al hombre robusto, el novillero con aspiraciones a la figura de la tauromaquia. El torero que trataba de comer, sigue observando atentamente la pantalla inclinado hacia adelante, siempre en silencio. Sobre la mesa bajita, el plato intacto. Comienzan los 80’, el torero de otra época es entrevistado en el campo. Su voz, sus gestos, la cadencia de su habla, inmortalizados para siempre por obra y gracia de la tecnología. Divorcios, nuevos romances, más puertas grandes…se acerca el final y el reportaje toma tintes dramáticos. El torero de otra época es cogido mortalmente en una plaza de provincias del sur de España. Las imágenes de la interminable cornada agreden desde el televisor. Tantos años y tan presentes…El torero que trataba de comer, recuesta su espalda sobre el sofá y respira hondo. Sigue atento, sigue en silencio. Acaba el reportaje y el presentador, sonriendo, se despide hasta mañana sugiriéndonos que continuemos enganchados a ese canal. El torero que ya no trata de comer, se levanta y se dirige a la cama: “Voy a intentar “descansar” un rato. Despiértame por favor a las 4”.

Me acerco a la ventana para oscurecer el ambiente. La vida continúa ahí afuera. Una pareja de enamorados pasea tranquilamente por Pau Clarís. El escaso tráfico delata que es sábado por la tarde. “Cualquier cosa que necesites me llamas”. El plato de pasta intacto, frío, como un niño abandonado sobre la mesa. Me dirijo hacia la puerta y abandono la habitación conmovido por tanta entereza…emocionado.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Lorca

En esta profesión errante de eterno viajero, uno acaba relacionando los acontecimientos históricos con las ciudades en las que le tocó vivirlos. Pongo ejemplos: si alguien menciona la muerte de Michael Jackson, yo rápidamente la asociaré con Alicante; si preguntan por la final de la Eurocopa que ganó España, yo responderé “Segovia”; si en una reunión se saca a colación la enésima derrota de Madrid como ciudad olímpica, yo pensaré en Alquerías (no porque opine que sería mejor candidata – quién sabe – sino porque allí nos pilló la deliberación final).

Pues bien, en este sentido, la muerte de Juan Pablo II la relaciono con Lorca. Era una fría noche de Abril de 2005, Cayetano había hecho su presentación con picadores la semana anterior en Ronda, acabábamos de llegar al hotel y puse la tele. La noticia, no por esperada dejó de impactarme: El Papa con el que había crecido mi generación, el único que habíamos conocido, después de 27 años “reinando”, acababa de fallecer. Mi imagen de aquella noche será ya para siempre la de la Alcazaba árabe de Lorca iluminada sobre su árida colina, mientras alguien en la tele daba la noticia.

4 años después, aquí estamos de vuelta. Misma ciudad y mismo hotel, aunque circunstancias distintas. En aquella ocasión vinimos en Abril, no eran las fiestas patronales y el bullicio en el hotel se limitaba a un grupo de paisanos ávidos por sacarse una foto y ver de cerca a los toreros. Esta vez regresamos en Septiembre, plenas fiestas locales. El lobby está poblado de chicas vestidas de gitana. Una gran carpa blanca, de cuyo interior no paran de “salir” rumbas y sevillanas a todo volumen, cubre los jardines de la entrada. Cierto que el hotel está situado junto a la plaza, pero quizá fue mala idea venir en esta época.

En cuanto a la corrida, bien. Cayetano disfrutó muchísimo con su segundo toro, de poca fuerza pero mucho temple. Mismo cartel que el día anterior. Los 3 toreros a hombros. Ahora a descansar unos días y prepararse para la siguiente parada: Barcelona.


Terraza de mi habitación en Lorca.

De pañuelos blancos, contextos e interpretaciones

Las idénticas ventanas se distribuyen de forma simétrica a lo largo de la fachada del edificio formando 5 líneas verticales por 7 horizontales. En cada ventana, 1 ó 2 personas; y cada persona, agitando un pañuelo blanco. Alguien que hace abstracción de la escena, comenta que le recuerda a esas imágenes de otro Septiembre que nos llegaban a través del televisor de gente desesperada pidiendo ayuda desde las paredes humeantes de las Torres Gemelas. Pero no estamos en Nueva York, sino en España; lo que hay delante del edificio, no es el Distrito Financiero de la Gran Manzana sino la plaza de toros de Guadalajara; el ruido ensordecedor, no es de sirenas de bomberos a gran velocidad sino de peñas disfrutando de sus fiestas; y lo que allí ha sucedido hace unos minutos, no es un atentado terrorista sino que Cayetano ha cuajado una buena faena. No piden auxilio, piden las orejas.

Guadalajara

La convivencia con la cuadrilla es tan intensa – 24 horas – y tan prolongada a lo largo del año, que es inevitable que acabemos formando una singular familia. No en vano, durante la temporada, pasamos más tiempo juntos que el que podemos dedicar a nuestros propios familiares y amigos.

Este particular concepto de familia, lo podemos hacer extensible a los miembros de las otras cuadrillas con las que coincidimos con frecuencia durante una temporada. Es decir, para que nos entendamos, si a los miembros de nuestra cuadrilla les otorgáramos el grado de “hermanos”, a los de esas cuadrillas con las que toreamos seguido, les podríamos conceder el de “primos”. Y este sería el caso de la de Manzanares con respecto a la nuestra esta temporada que está a punto de finalizar.

En Guadalajara coincide que es el cumpleaños de Javi, el mozo de espadas de Jose Mari. Por este motivo, tras el sorteo, nos emplaza a todos a acudir a la cafetería del hotel para invitarnos a un aperitivo mientras vemos Tendido Cero. Mucho compañerismo, bastantes risas y algunos chistes. El acento andaluz confundido con el extremeño, el valenciano o el madrileño. Finaliza Septiembre y con él la temporada. Ahora deseamos que acabe, en unas semanas nos estaremos echando de menos…

En cuanto a la corrida, tarde fría pero de mucho ambiente. Cayetano por la Puerta Grande. Mañana repetimos cartel. Esta vez en Lorca.


Guadalajara, Septiembre de 2009. Cumple de Javi, mozo de espadas de Manzanares. Aperitivo en su honor previo a la comida. Ambas cuadrillas casi al completo.

Salamanca

Una mañana típicamente otoñal hace presagiar ya la entrada del otoño. Los periódicos informan de la aciaga tarde que se vivió ayer en el coso salmantino con dos banderilleros cogidos: Luis García, el Niño de Leganés, de la cuadrilla de El Juli, y Pablo Delgado, de la de Castella. Tras el sorteo, pasamos por el hospital. Luis es el más perjudicado, su alergia a ciertos medicamentos le impide tomar calmantes, por lo que ha pasado la noche en vela con muchas molestias. Sus respectivas cuadrillas tuvieron que partir ayer, después de la corrida, camino de otras plazas dejando a los heridos a la espera de sus familiares. Gajes del oficio.

Tras la visita, regresamos al hotel. Comemos en un restaurante cercano – ya un clásico en nuestros pasos por Salamanca – y a descansar.

Llega la hora de la corrida. En contra de lo que se presagiaba por la mañana, el tiempo ha cambiado a mejor quedando una tarde fresca pero soleada. Un novillero local de apellido Siro, es llamado a última hora para sustituir a El Cid. Le han ofrecido tomar la alternativa con Perera como padrino y Cayetano de testigo. Su rostro adolescente refleja la responsabilidad del momento. Mucho ambiente, plaza llena. Sufre una espeluznante voltereta en el primer toro que le destroza la flamante chaquetilla y a punto está de impedirle llevar a cabo la ceremonia. Se levanta desorientado, con terror en sus ojos, los compañeros le quitan lo que queda de chaquetilla, alguien le echa un poco de agua, la adrenalina por las nubes, reacciona, pide otra vez su capote y vuelve a la cara del toro. Espléndido lote, buenas maneras y, sobre todo, mucha ambición. 4 orejas, triunfador de la tarde y, a la postre, de la feria de su tierra. Hace 2 días era un novillero sin fecha de alternativa, hoy es el torero triunfador de la feria de Salamanca. Esa es la grandeza de esta profesión. No se puede pedir más.

En cuanto a nuestro torero, ya sabía lo que era triunfar en esta feria y tenía muchas ilusiones puestas en la corrida de hoy, pero no tuvo suerte. Regresamos al hotel, se ducha y abandona la ciudad contrariado. No pasa nada, hay que sobreponerse y mirar hacia adelante. El mundo del toro te puede ofrecer una revancha al día siguiente, sólo se trata de estar preparado para aprovecharla cuando llegue. Mañana toca Guadalajara, mañana será otro día…

martes, 10 de noviembre de 2009

Piedrabuena y "La Vuelta"

Los mozos de espadas con la Vuelta Ciclista, no acabamos de llevarnos bien. Me explico: Cuando llega Septiembre, es muy probable que, en algún lugar de España en fiestas, “Vuelta” y toros coincidan. Si la ciudad es grande y la fecha nos la han dado con la suficiente antelación, en principio no debiera haber problema. Pero si se trata de un lugar pequeño, o relativamente pequeño y, además, la corrida se ha cerrado sin demasiado margen de maniobra, el tema hotel se puede complicar.

Este fue el caso de Piedrabuena. En contra de lo que suele ser habitual en nosotros, la fecha se concretó a finales de Agosto. El apoderado me pasa el dato y yo me encargo de buscar el hotel. Los pueblos pequeños en fiestas suelen ser muy ruidosos; esto, sumado a que la oferta hotelera en Piedrabuena no era muy atractiva y a que la capital, Ciudad Real, estaba a una distancia prudencial – 20 minutos -, decidimos hacer la reserva allí, en el NH. Hasta aquí, todo parece bajo control. Además, en el hotel ya nos conocen. Sin ir más lejos, 2 semanas antes, en las fiestas de Ciudad Real, nos habíamos alojado allí. Llamo por teléfono, pido que me pasen con el contacto habitual, nos alegramos de saludarnos, intercambiamos algunas palabras protocolarias como dicta la buena educación…y al centrarnos en el motivo de mi llamada, surge el gran imprevisto: la corrida coincide con la Vuelta Ciclista y la organización no sólo tiene bloqueado este hotel si no todos los que están más o menos en condiciones por la zona.

Después del primer impacto, comienza la negociación: “Pero algo tendrás”. “¿Cuántas te hacen falta?”. “7”. “Uf, imposible. Te podría dar 3”. “Eso no me es suficiente”. “Déjame que le dé una vuelta y te llamo”…

Aquí comienza otro dilema: ¿Qué hacer? ¿Confiar en que esas 3 habitaciones se vayan a transformar en 7 o buscar otra alternativa teniendo en cuenta que Ciudad Real va a estar colapsada por la Vuelta? Decido hacer una reserva en Piedrabuena consultando hasta cuánto tiempo antes podría cancelarla. Ahora toca estar pendiente. La primera opción sigue siendo la capital. Cada día una nueva ciudad, cada día una nueva llamada desde el sorteo: “Buenos días, ¿alguna novedad?”. “Buenos días, de momento no. Ya te llamo yo cuando tenga algo”. “No te preocupes, ya lo voy haciendo yo”…Al final, la constancia da sus frutos y todo queda solucionado. Como casi siempre…

En cuanto al festejo en sí, la plaza muy bonita, de piedra. Por fuera recuerda a un castillo medieval. Mucho ambiente, “No hay billetes”. Primera vez que coincidíamos en un cartel con César Jiménez. Corrida buena de La Palmosilla, los 3 toreros bien. Muy bueno el segundo toro de Francisco con el que se acopló perfectamente. Lo toreó con mucho temple.

Los kilómetros se acumulan. A estas alturas llevamos más de 50 corridas a las espaldas y este último tirón ha sido de 4 consecutivas. Ahora tenemos un par de días para reponer fuerzas y organizar cosas. La siguiente parada será Salamanca…

domingo, 8 de noviembre de 2009

Murcia y la lluvia

La primera vez que Cayetano vino a torear a Murcia, en su primera temporada de novillero, la corrida tuvo que suspenderse antes de comenzar el paseíllo. Era una tarde pre-otoñal de mediados de Septiembre, llovía con mucha fuerza y el ruedo se había convertido en un auténtico fangal. Se reunieron autoridad y novilleros y concluyeron, de manera razonable, que intentar torear en esas condiciones era una locura. Compartíamos cartel con un chico de la tierra para el que esa tarde era la oportunidad de su vida. Él también estuvo de acuerdo en suspender. Aún así, tras la decisión, no pudo evitar derramar alguna lágrima. Tengo clavada su imagen, de pie en el túnel del patio de cuadrillas, vestido de torero, con el capote de paseo y la montera en una mano, llorando de rabia, en silencio, a contraluz, mientras al fondo no paraba de caer agua sobre el albero…y sobre sus ilusiones.

Este año la corrida estuvo a punto de suspenderse por la misma causa. Si tenemos en cuenta que Murcia pasa por ser una de las regiones más desérticas y secas de toda España, y que, a pesar de ello, de las 3 veces que hemos venido a torear aquí en 2 nos ha llovido, desde aquí propongo solemnemente que, la próxima vez que haya una sequía prolongada en la zona, monten una corrida con Cayetano en el cartel. Sería la mejor manera de ahorrar dinero a las administraciones públicas y evitar conflictos interregionales a cuenta de los trasvases. Así que, políticos y empresarios de la zona, tomad nota: “Contra la sequía en Murcia: ¡A Cayetano anuncia!”.

En cuanto a la corrida: Tarde lluviosa aunque con mucha expectación. Nosotros no tuvimos suerte. A destacar, un soberbio espadazo de Manzanares a su segundo.


Mañana Piedrabuena…


Imagen que me llegó a través de Juanvi de La Calle, mozo de espadas de "el Cordobés". Aprovechando el parón de la merienda, le estoy ajustando la castañeta al torero. Aunque ya no llovía, yo todavía llevo puesto el chubasquero.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Parla

A estas alturas de la temporada, la acumulación de kilómetros y días fuera se empieza a notar. Así que algunos aprovechan la cercanía de casa para ir a dormir con la familia. Hacía tiempo que no veníamos por Parla, desde el primer año de Cayetano como novillero. Una mixta con El Cordobés y Javier Conde si no recuerdo mal. Esta vez toreamos con Manzanares y Joselito Adame.

Avanza Septiembre, el tiempo se vuelve inestable, llovizna sobre la plaza. Curro Javier, banderillero de Manzanares, sufre un percance en una mano. Al correr a refugiarse en un burladero, el toro le revienta un dedo contra las tablas. Pasa a que le atiendan en la enfermería. Le limpian la herida, le cogen puntos, le entablillan el dedo, le ponen un vendaje y sale otra vez a seguir cumpliendo con su trabajo. Esto no es fútbol, es toreo.

En cuanto a los matadores, todo bien. Tarde entretenida, la gente sale contenta. Mañana Murcia.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Baza, Zújar y La Alcanacia

Tardes como la de Valladolid dan mucho “sitio” y moral a un torero para afrontar sus próximos compromisos. La cena en el hotel trasncurre en un ambiente distendido. Queda poco menos de un mes para que finalice la temporada y las cosas marchan bien. Hay un día por medio antes de la próxima corrida – Baza – y, como además, para llegar hasta allí hay que pasar por Madrid, decidimos marcharnos a dormir a casa y partir al día siguiente por la tarde hacia Granada. La idea, cenar en La Mezquita, todo un clásico de los viajes al Sur a través de Despeñaperros, y luego continuar camino de Baza.

Los hoteles se suelen reservar con mucha antelación, ya que nosotros necesitamos unas 7 habitaciones y es frecuente que las corridas coincidan con fiestas locales de mucha demanda hotelera. En este sentido, las ciudades grandes son menos problemáticas en general; pero en los pueblos pequeños, que habitualmente disponen de poca oferta, si la reserva no se hace con tiempo, el asunto se puede complicar. Y Baza no fue una excepción. Cuando llamé para hacer la reserva, allá por principios de Julio, en el hotel donde suelen parar cuadrillas y toreros me dijeron que estaban completos para esas fechas porque, además de las fiestas, tenían una boda que había bloqueado todo el hotel.

Esto me hizo tener que moverme en busca de otra alternativa. Indagué por Internet y encontré un par de hoteles en el mismo Baza, pequeños y con buena pinta pero ninguno disponía de 7 habitaciones libres. Aunque en el último que llamé me pasaron el dato de uno que parecía interesante. Un poco lejano sí – a unos 20 minutos de Baza – pero tranquilo. Tras analizar los pros y los contras, decidí hacer la reserva allí.

Situado en la zona de los Baños Termales de Zújar, a unos 5 km. del pueblo homónimo, se haya el hotel rural La Alcanacia, que toma su nombre de una antigua fuente situada en los alrededores del pueblo. Sus 18 habitaciones, cada una de ellas decorada de una manera distinta, se disponen en torno a un patio central mezcla de casa andaluza y estancia colonial. Completan el edificio una preciosa sala de lectura, un spa y un comedor desde donde poder saborear deliciosos manjares disfrutando de sus maravillosas vistas del embalse del Negratín a través de sus ventanales.

Sus dueños, Carlos y Gregorio, uno músico y otro actor, uno granadino y otro barcelonés, con una amabilidad y una educación exquisita, me muestran cada rincón del hotel con el orgullo de un padre que habla de su hijo. Llevan tiempo con el proyecto. Poco a poco lo van mejorando, lo van ampliando. Lugar ideal para perderse y desconectar. ¡Ni siquiera hay cobertura!

En lo taurino, la corrida no acabó de servir en general. Como detalle negativo, esa tarde compartíamos cartel con Alejandro Amaya, joven torero mexicano que al día siguiente partía hacia Las Vegas para tomar parte en el primero de los controvertidos festejos que tenía programados el polémico Don Bull. Una cornada muy fea le impidió acabar su actuación y, por desgracia, viajar para América. Me cuentan que su recuperación ha sido buena..

Tras la corrida, con un sabor amargo por el percance, regresamos al hotel. Ducha, cena y partir rumbo a otra ciudad. Al despedirme de Carlos y Gregorio, no puedo evitar hacerles una pregunta que ronda mi curiosidad desde hace unas horas: ¿Cómo dos tipos con esas profesiones – uno músico y otros actor – en la flor de su edad productiva – en torno a los 40 años – lo dejan todo en una gran ciudad para venir a instalarse en un entorno rural, aislado y lejano, para apostar por un proyecto bonito pero que les aleja de sus ocupaciones originales? Se miran y sonríen, noto que no soy el primero que les pregunta lo mismo. “Es que el hotel es sólo una parte de un proyecto a más largo plazo. Nuestra idea es poder llegar a organizar en algún momento un festival musical o quizá cinematográfico…en cualquier caso, un proyecto más ambicioso relacionado con la cultura en este precioso entorno rural. Poquito a poco. Ya veremos”. Mensaje recibido. Me gusta esta gente. Estaremos pendientes…

http://www.alcanacia.com/

Próxima estación: Parla.


Detalle de mi habitación en La Alcanacia.

sábado, 17 de octubre de 2009

Esplá, Tin y el "Lucense"

Si la historia se desarrolla según lo previsto, y en el caso de Esplá mucho me temo que así será y que no habrá reapariciones, en Valladolid ha sido la última vez que Cayetano y el maestro han coincidido juntos vestidos de luces en un patio de cuadrillas. En las 5 temporadas que llevamos en este “circo” de los toros, debemos haber toreado con él unas 5 ó 6 veces. La primera, el año que Cayetano debutó con picadores, en una mixta en Piedrahita (Ávila). Preciosa plaza de piedra, sin callejón, a la que el maestro llegó desde el hotel en coche de caballos. Recuerdo que en la puerta le pusieron pegas a sus chóferes para entrar. Esto llegó a sus oídos y, lejos de desentenderse del tema – ya tenía bastante con ponerse delante del toro –, dijo que hasta que su gente no estuviera dentro de la plaza, no haría el paseíllo. Gran calidad humana. En los 3 siguientes años quizá hayamos compartido cartel con él un par de veces. Y esta última temporada, la de su despedida, hemos tenido el gusto de hacerlo, si no recuerdo mal, en 3 ocasiones: Zaragoza, Málaga y Valladolid. Emociona ver su torería de otros tiempos, sus gestos, su sabiduría, el cariño de la gente que cada tarde de este año le ha brindado una cerrada ovación al acabar el paseíllo, y la humildad de los grandes al querer compartir esos aplausos con los compañeros de turno invitándolos a salir a saludar con él desde el tercio. ¡Grande maestro!

Hay muchas razones, tanto profesionales como humanas, por las que podría decir que su retirada supone una gran pérdida para la fiesta, pero hoy quiero hacer referencia a una de ellas en especial: no llegar a conocer más en profundidad a su fiel mozo de espadas, el “gran” Tin, como lo suele llamar nuestra común amiga Anya. Especie de Alter ego del maestro después de tantos años juntos – todo el mundo pregunta si son hermanos –, cuando hemos coincidido en un callejón, aparte de su calidez humana, siempre me ha regalado alguna anécdota que echarme al alma. En Valladolid, por ejemplo, entre toro y toro, me obsequió con una preciosa:

Había, hace años, un hostal en frente de la plaza donde solían parar las cuadrillas, que no los matadores, cuando toreaban en la ciudad. Era uno de esos establecimientos de antaño con baño comunitario en los pasillos y escasa confortabilidad. A pesar de su precariedad, parece ser que preparaban muy bien los caracoles, una de las debilidades del maestro Esplá. El caso es que esto debió llegar a oídos de los dueños y todos los años, cuando arribaban a Valladolid para torear en la feria, le tenían preparada al mozo de espadas una caja para que se la hiciera llegar al maestro. Tin no me explicó si por una cuestión de deferencia o de simple sencillez personal – seguramente las dos cosas –, pero el caso es que el maestro también llegó a alojarse con la cuadrilla en el Hostal Lucense en alguna ocasión.

La anécdota estuvo varios días rondándome la cabeza, tenía curiosidad por conocer algo más sobre aquel “romántico” lugar. Así que una tarde que andaba aburrido, con el espíritu de un explorador en busca de mundos ignotos, introduje “hostal lucense Valladolid” en el Google. Una cierta impaciencia recorrió mi cuerpo mientras esperaba que el buscador “escupiera” sus resultados. Al cabo de unos segundos, palabras como “TSJ”, “bloqueo”, “edificabilidad”, “desacuerdo”, “vecinos"… me dieron mal presentimiento. Eché un vistazo rápido a todos los titulares y, sin saber el porqué de mi elección, pinché en uno cualquiera de ellos. A medida que avanzaba por el texto, mi curiosidad se iba tornando decepción. Resulta que “El Lucense” llevaba varios años cerrados y en un estado ruinoso. La causa, un desacuerdo especulativo entre vecinos. Me puse a indagar entre las pocas fotos suyas que encontré en Internet. Y, aunque pequeñas y de mala calidad, esto no impidió que me imaginara en ellas a un grupo de aficionados en la puerta esperando para ver partir a las cuadrillas camino de la plaza o a unos banderilleros sudorosos comentando las dificultades del segundo toro de la tarde - “¡Cómo esperaba el cabrón!" -, mientras descendían de la furgoneta de regreso al hostal. Es curioso, pero incluso llegué a sentir nostalgia de algo que nunca viví, de un lugar que ya nunca llegaré a conocer. Volví a mirar las fotos intentando descubrir detalles nuevos. El edificio no parecía tener ninguna característica arquitectónica especial. Algún día, una razón poderosa llamada dinero, hará que los vecinos se pongan de acuerdo. Entonces, como en Cinema Paradiso, un escuadrón de máquinas sin alma invadirá las entrañas del Lucense sepultando los recuerdos para siempre, mientras un minúsculo grupo de personas contempla la escena desde la acera de enfrente. El edificio se irá convirtiendo poco a poco en un amasijo de hierro y cemento. Y entre nubes de polvo y el estruendo de muros al caer, quizá algún viejo sentimental derrame una lágrima en silencio. Será ley de vida. Como en Cinema Paradiso.


Foto: Anya Bartels-Suermondt
De izquierda a derecha: Tin, Ramiro Curá y Nacho Lloret (abogado de Simón Casas) en la plaza de toros de Málaga (Agosto de 2009).


Hostal Lucense

jueves, 15 de octubre de 2009

Valladolid

Ya lo decía el poeta: “Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar…”. Así es que, con las imágenes de la Goyesca todavía en nuestras retinas, y después de 4 días sin toros, la maquinaria se pone nuevamente en marcha. Próxima estación: Valladolid.

Por la mañana, en el sorteo, “tropiezo” con añejos personajes de la Valladolid taurina como “Cachichi” - mozo de espadas que lo fuera de toreros como Roberto Domínguez o Julio Robles - o Manolo Sánchez padre, siempre disimulando su mirada de pícaro tras el humo de un cigarrillo. Qué de anécdotas no tendrán entre los 2…

Al finalizar, vuelta al hotel, al precioso AC Palacio de Santa Ana, a orillas del Pisuerga, donde “velaremos armas” hasta la hora de la corrida.

Llega el momento. Tarde buena y de mucha expectación. En el callejón, Juan Diego, torero salmantino con tantas cualidades como falta de suerte; En una barrera, Manolo Sánchez hijo; Y sobre el albero, Esplá – que hoy se despide de la afición vallisoletana -, Manzanares y Cayetano, que esa tarde cuajaría, sin duda, una de sus mejores actuaciones de la temporada. De hecho, a la postre, se llevaría todos los trofeos al triunfador de la feria.

http://www.youtube.com/watch?v=NCx4r8-lUgc&feature=related

Seguimos por buen camino…

sábado, 10 de octubre de 2009

Terna de toreros de tinta


- En la barra de la caseta disfrutando de fino y cazon. Dos bloguers pistoleros llamaron mi antencion. Antiguos compañeros de Toreo de Saloon. Ramiro “El Bueno”, Imanol “El Feo” y yo “El Malo”; y el cabron. Acabamos a balazos en el tajo -vertigo de Ronda- disparando unas palabras y bebiendo todo el ron. Os paso a los dos canallas, de gran prosa y de buen blog.


- Yo soy el feo. ¡Qué remedio! Pero algo tenemos... Ha pasado la goyesca y ahora estamos en una noche torera. Tres Blogueros (insisto en el odio a la palabra); una terna reunida bajo una higuera e iluminados por una vela (Ramiro escribiría "bela"). La ilusión es doble por juntarnos los tres y por sentirnos toreros en el blog. Mikel, el director de lidia; yo el aprendiz y maestro y Ramiro... la revelación de la temporada. ¡OLÉ!


- Conducen todos los caminos a Ronda la Bella, como surgen buenas ideas alrededor de una botella. Y aquí estamos, “posgoyesqueando", y constancia de este encuentro dejando. (Por cierto, debajo de una acacia, que no higuera. Imanol, esto va por lo de “bela”).

Cante Jondo al borde del Tajo, noche de gallos y “Vasos Largos”. Yo, toricantano, con un navarro a cada lado. ¡Qué cartel más rematado, qué cartel más embriagado, qué dos bandoleros a mis costados! ¿Habrá una Carmen para cada palco?. Imanol, Mikel, os lo suplico desmonterado: ¿Es que todo el vino os habéis “soplado”? ¿No queda un “culín” para el apadrinado?.

PD: Nos acusan de “Vaciabotellas”, no digo yo que sin razón; y aunque adictos a causas paganas, diré que hay “noble” explicación: poder luego llenarlas de mensajes a discreción, y al bloguero albero arrojarlas camino de otra estación. Un siroco bandolero, capote por palo mayor, las lleve “navegando” por donde escore el corazón.

Desde Ronda, “Ciudad Soñada”…

jueves, 8 de octubre de 2009

Epílogo

10:30 p.m. Habitación 213 del hotel Reina Victoria. Final de una jornada intensa. Pequeño “break” antes de ducharme. Por mi mente, las imágenes de un día inolvidable: una guitarra, un olivar, una calle, madroñeras, coches de caballos, ¡guapo!, ¡suerte!…y, sobre todo, la faena de Cayetano al sexto toro de la tarde al ritmo de “La Concha Flamenca”.

Me asomo a la terraza. La luna tiñe de plata la escena prolongando mi sensación de irrealidad. Al fondo, el valle del Guadalevín y la Serranía. A mis pies, la estatua de Rilke, eternamente paseando entre palmeras. Y a mi derecha, a tan sólo unos metros, la habitación 208, que algún día habitara el poeta y donde una noche escribió, contemplando este mismo paisaje, que por fin había encontrado la “ciudad soñada”…

Hora de ducharse. Fuera esperan la noche y los amigos. Aunque eso será más tarde. Antes, un asunto pendiente que resolver con dos “pistoleros” venidos de más allá de Sierra Morena. Ya os contaré…

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Goyesca

Los escasos mil metros de calle Jerez que separan el hotel Reina Victoria de la plaza de toros, no sólo suponen para mí un paseo por algunas de las páginas más bellas y trascendentales de la tauromaquia, sino también un viaje sentimental al fondo de mi propia historia.

5:00 p.m., en medio de una gran expectación de gente que se ha acercado hasta el hotel para ver antes que nadie a los toreros, los coches de caballos, con damas goyescas y matadores, parten camino de la plaza. Mi colegio, mi calle, el “Poeta Rilke”, el “Callejón del Coca’s” - campito de fútbol de mi infancia, discoteca de mi adolescencia -, “Las Castañuelas”… Imágenes que se suceden ante mis ojos en vuelo directo a lo más profundo del corazón. Pasado y presente de mi vida citados hoy en Ronda. ¿Cómo explicar tantas emociones? ¿Cómo racionalizar los sentimientos?

Seguimos avanzando calle Jerez abajo, dejamos la iglesia de la Merced a un lado y encaramos los últimos 300 metros que nos separan de la plaza. En ellos, concentrados, como si de un tomo del Cossío se tratase, más de dos siglos de tauromaquia: Primero, Pedro Romero en su Alameda; luego, el Niño de la Palma y Antonio Ordóñez… Y como colofón a tanto despliegue de arte: la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Sencilla pero solemne, pequeña pero grande. Cal y teja, piedra y albero. “Cuna del toreo a pie”.

Los coches de caballos a duras penas consiguen abrirse paso entre tanta gente. “¡Guapo!”, “¡Suerte maestro!”, “¡Viva la madre que te parió!”, “¡Hoy vas a salir por la puerta grande!”. Gritos, flashes, empujones, histeria, pasión... ¡Qué bonito ser torero en Ronda!

Se abre la puerta de cuadrillas y los carruajes portando a las damas goyescas invaden el ruedo dibujando trayectorias sin sentido aparente sobre la arena. Las jóvenes, ataviadas con madroñeras y abanicos, saludan al compás de la música mientras la gente comenta su belleza en los tendidos. Al cabo de unos minutos, los coches de caballos detienen su marcha junto a toriles para que las damas desciendan y ocupen su lugar detrás de la presidencia.

5:30 p.m. ¡Ha llegado el gran momento! Suenan los clarines y comienza el paseíllo de la quincuagésimo tercera edición de la Tradicional Corrida Goyesca de Ronda. Como mandan los cánones y la antigüedad, Cayetano va en medio escoltado por Manzanares, a su izquierda, y Perera, a su derecha. Todas las miradas puestas sobre el “Armani”: que si en el sol se ve de una manera y en la sombra de otra, que si a mí me parece precioso, pues yo me esperaba otra cosa… y digo yo ¿quién se va a acordar de todo eso cuando salga el toro?

En los tendidos, la “gente guapa” sincroniza el movimiento de sus ojos con el de sus abanicos para no perderse ningún detalle. Por el callejón, corbatas ociosas y corbatas currantes con fondo de pilastras y pies colgando. Y sobre el bicentenario albero, un lienzo en blanco para 3 toreros…


Foto: Miguel López
De izquierda a derecha, parte de nuestra cuadrilla: José Antonio Carretero (banderillero lidiador), Roberto Gómez (ayuda del mozo de espadas), Ramiro Curá (mozo de espadas), Curro Vázquez (torero, maestro y apoderado), Cayetano, José Rus (banderillero lidiador), Fernando Pérez (banderillero tercero) y Ángel Gómez (chófer de Cayetano).

jueves, 24 de septiembre de 2009

Hora de vestirse

La puerta de la habitación de un torero marca una barrera infranqueable entre dos formas de tensión. Una explícita y otra implícita. El ritmo frenético que se desata por la mañana desde que abandono el hotel camino de la plaza, es un “rayo que no cesa” hasta que traspaso por la tarde, a la hora de vestir al torero, esa “línea roja” que supone la puerta de su habitación. Entonces, el ruido y el barullo, dejan paso al silencio y la calma tensa, los movimientos rápidos y bruscos, a los lentos y ceremoniosos, la multitud, a la soledad, el exceso de luz, a la penumbra… y el teléfono se convierte en un amante despechado, al que trato de ignorar por un rato y que, celoso, no para de vibrar en mi bolsillo, recordándome que, ahí afuera, el mundo sigue girando y que “arrieritos somos y en el camino nos encontraremos”…

3:30 pm., Jesús, el chófer de la cuadrilla, o simplemente “el tío” como le llamamos cariñosamente, me deja en el hotel del torero. Subo a “despertarle” y, mientras se ducha, voy “montando” la capilla y la silla - hoy, por la lejanía del hotel y el tremendo ajetreo, no he tenido tiempo de venir a hacerlo al mediodía - . Al finalizar, abro la ventana, un añejo olivar se extiende en primer plano y, a lo lejos, inexpugnable sobre su balcón de piedra, se asoma Ronda.

Mi mente viaja 500 años atrás, cuando esta ciudad, antes fenicia y romana, se llamaba Arunda y era árabe. Un hombre ensimismado pasea entre estos mismos olivos soñando despierto. Anhela pisar algún día sus calles y comprobar con sus propios ojos si realmente es tan bella como cuentan los viajeros. A la luz de una luna llena, su abismo de roca, muralla natural, toma el color ceniciento de los muros de una catedral. Esa imagen quedará grabada en su retina y quizá por ello, cuando días más tarde “entre” en la ciudad, mandará levantar una iglesia que posteriormente será consagrada al Espíritu Santo. Se llamaba Fernando y era “Católico”. El año, 1.485. Se llama Cayetano y es torero. El año, 2.009. En poco menos de una hora, nosotros también partiremos, a través del serpenteante camino que asciende, a la “conquista” de Ronda.



El torero ha acabado de ducharse, antes de afeitarse, se asoma un instante a la habitación. “Creo que se me ha olvidado torear”, dice nervioso. Buena señal, pienso. Eso mismo ya lo dijo antes de su debut con picadores, de su la alternativa y de su confirmación en Madrid. Vamos por buen camino.

El traje goyesco luce radiante sobre la silla después de un año a la sombra de un armario. Entra en la habitación Emilio “Caracafé”. Como ya hiciera hace un par de años en Valencia (Venezuela), Cayetano le ha pedido que viniera a tocarle “por soleares” mientras se viste. Hay un segundo invitado especial, Pedro Piqueras, excelente periodista, gran persona y muy buen “aficionado”. Comienza “la ceremonia”, sólo la guitarra de Emilio, con su quejío desgarrado, rompe el silencio. Primero los leotardos y las medias, luego las ligas y la taleguilla. Emilio sigue acariciando su guitarra desde un rincón mientras Pedro observa mudo desde otro. Cada uno cumple escrupulosamente su papel para no romper la magia del instante. El olivar continúa ahí afuera, resplandeciendo a la luz de Septiembre. Y Ronda… Ronda a lo lejos, esperando nerviosa como un novio en el altar. En ese momento me siento un privilegiado. Tantas horas de campo en el frío invierno, tantas horas de carretera, de soledad fuera de casa sin ver a los amigos ni a los seres queridos... todo, todo ese sacrificio, pienso, cobra sentido en un instante como éste. Ya sólo falta que en la plaza embista un toro.

4:30 pm. Hora de partir…

lunes, 21 de septiembre de 2009

Mañana de Goyesca

Cada pueblo tiene sus fiestas patronales dedicadas a algún santo o a alguna virgen. Ronda no. Las fiestas mayores de Ronda están consagradas a un torero, Pedro Romero, quien sentara las bases del toreo a pie allá por la segunda mitad del siglo XVIII.

La Goyesca es una corrida muy singular, por su marco, por su colorido, su indumentaria, sus gentes… que todo torero quiere torear alguna vez en la vida. Hay otras “goyescas”, pero no son La Goyesca.

Para mí particularmente, además de por todas esas razones, es un día muy especial por tratarse de “mi pueblo”. En cuántas ocasiones no habré ido de niño a “colarme” a los toros. Algunas veces nos encerrábamos en un pequeño cuarto de baño de la plaza, desde por la mañana temprano, con un bocadillo y una Coca Cola; otras, saltábamos un muro cubierto de cristales que daba a los corrales (cuando no existía todavía el “obstáculo” del teatro “Vicente Espinel”); o simplemente, muy bajitos todavía, nos mezclábamos entre la gente que hacía cola para entrar. Recuerdo qué “difícil” nos lo “puso” la seguridad del Conde de Barcelona cuando éste asistió, allá por 1.985, a la corrida extraordinaria que se celebró con motivo del 200 aniversario de la plaza. En el cartel, Curro Romero (tabaco y oro, si no recuerdo mal), José Antonio Campuzano y Espartaco.

Pues bien, ya ha llovido bastante desde aquellos días (seguro que la gente del campo no opina lo mismo). Otros tiempos, otras circunstancias, otro siglo, otro milenio, pero una misma pasión, una misma tradición: la goyesca de Ronda, es decir, La Goyesca.

Sábado 9 am. Suena el despertador en la habitación 213 del Hotel Reina Victoria. Me asomo un instante al balcón, la belleza inmensa del valle del Guadalevín y de la Serranía de Ronda me emocionan. ¡Tantos recuerdos!. Sobre mi piel, la brisa suave de un verano que se resiste a morir sin ver antes a Cayetano sobre el albero rondeño.

Intento disfrutar cada segundo, cada momento de este día. Después de desayunar, parto caminado, calle Jerez abajo, hasta la plaza de toros. Las calles comienzan a desperezarse. A la altura de “la Alameda”, paso junto a la estatua de Pedro Romero, que me da la espalda mirando al Tajo. "Hoy es tu día", pienso. Unos metros más abajo, esta vez sí de cara, enmarcando la puerta de La Maestranza, las estatuas de Cayetano Ordóñez, “Niño de la Palma”, rematando con el capote, y la de Antonio Ordóñez, en actitud de desplante con la muleta. El padre mira orgulloso al hijo, el hijo mira altivo al frente. En ambas, como cada año, ramos de flores enviados por sus familiares.





Entro en la plaza por el patio de cuadrillas. Muchas caras conocidas, gente a la que no veo hace tiempo y a la que me alegra poder saludar. Mientras en los corrales tiene lugar la ceremonia del sorteo, yo me dirijo a las oficinas a través del callejón. Me detengo un instante a mitad de camino, el espectáculo incomparable de la plaza vacía se abre ante mis ojos. El silencio solemne de sus tendidos, antaño de madera de pinsapo, su ruedo de piedra, bajo cuyo albero, justo delante de la puerta de toriles, están depositadas las cenizas del maestro Ordóñez. Continúo mi camino. Ya en las oficinas, mucho trajín, gente que entra y gente que sale, lío de entradas y de pases de callejón. Me encuentro con Pepe Luis Martín, penúltimo eslabón de los toreros rondeños, antiguo compañero mío de colegio; le cuento lo que me alegro cada vez que paramos en alguna venta o en algún lugar de paso y veo una foto suya.

Acabo mis trámites y parto dirección al “Doña Pepa”, en la plaza del Socorro, donde, como cada año, comemos las cuadrillas. Qué buen ambiente, qué bien nos tratan y, sobre todo, qué bien se come…

Al finalizar, vuelta al “Reina Victoria”, a preparar las cosas y partir luego, con Jesús, el chófer de la cuadrilla, camino del hotel del torero, situado en el “Llano de la Cruz”, a pocos kilómetros de Ronda dirección Sevilla.

Se acerca la hora…



viernes, 18 de septiembre de 2009

Rondando la leyenda

Me encanta viajar en tren y contemplar a través de la ventanilla cómo cambia el paisaje. Esta mañana partí de Atocha a las 8:40. Primero cruzamos la interminable llanura manchega con sus extensos campos cultivados. Allí creí ver con mis propios ojos, “gigantescos gigantes” agitando sus largos brazos como aspas de molinos. Más tarde atravesamos Sierra Morena, donde no miento si juro haber sido testigo pasivo, qué cobarde, de cómo siniestros bandoleros desvalijaban a intrépidos viajeros mientras algún romántico pintor inmortalizaba la escena. Luego llegó Jaén, con su ejército de retorcidos olivos perfectamente alineados dándonos la bienvenida al Sur. Verde que te quiero verde…

Me levanto un instante a tomar café y vuelvo a mi asiento. Sigo escribiendo, sigo leyendo. En el blog de Imanol, una nueva nota: “Ronda y que se pare el mundo”. Advierto con “envidia” que él y Mikel ya están allí, que se me han adelantado al lugar de encuentro. Me sacan ventaja, ya llevan varias horas disfrutando de sus calles, de sus aromas, de sus paisajes, de su inspiración… ¡de nuestros amigos!

Anoche asistieron a la ceremonia en la que se dio el nombre de nuestro querido y recordado Ángel Harillo Ordóñez al recinto ferial - qué gran persona y qué devoción sentía por Ronda. En la trastienda de su confitería, en la calle de la Bola, nunca faltaba una copa de vino que degustar ni un amigo con quien compartirla -, luego estuvieron en la caseta de la peña de Cayetano pintando hasta altas horas de la madrugada el mural que la presidiría durante todas las fiestas.


Vuelvo a mirar por la ventanilla, hace rato que los ordenados olivos dejaron paso a las anárquicas encinas. Suena el silbido del tren. Empiezo a ponerme nervioso, las manos me comienzan a sudar, apenas atino con las teclas. Sé que estamos cerca, que estamos llegando. Sé que estoy “rondando" la leyenda…


jueves, 17 de septiembre de 2009

Palencia 2009

- “Echa el negro y oro”
- “Pero…ése fue con el que el año pasado en Palencia…”
- “Sí, ya sé, por eso, échalo”

Normalmente, antes de partir de viaje, suelo llamar al torero para que, en función de las plazas y los días seguidos que tenemos, me diga si tiene alguna predilección por un vestido para algún día concreto. Y en este caso lo hice antes de viajar a Linares, ya que teníamos 4 corridas seguidas sin pasar por casa (Linares, Requena, Tarazona y Palencia).

Reconozco que me lo esperaba, ya había hecho lo propio al ponerse de nuevo el “berenjena y azabache” en El Puerto de Santa María, cuando volvió a torear allí después de una grave cornada. Cayetano no es supersticioso, suele decir que cada uno traza su propio destino. Por tanto, para él, ninguna relación traje-mala suerte: “Este vestido no va a poder conmigo, lo tengo que domar”. ¡Ése es mi torero!

La mañana antes de Palencia, desayunamos en “Las Brujas de Bécquer”, en Tarazona, y partimos dejando atrás tierras aragonesas dirección Castilla y León. Por el camino, paramos a comer en “La Varga”, a la altura de Burgos. Allí, como siempre, nos recibió Encina con una amplia sonrisa y un delicioso aperitivo de morcilla de arroz. A primera hora de la tarde, alcanzábamos nuestro destino. “Esta vez espero no veros más de un día”, bromeé con la chica de recepción al hacer el check-in.

Cayetano no había dormido en Tarazona. Tras la corrida, aprovechando que al día siguiente (31 de Agosto) no tenía corrida, viajó a Madrid con la idea de probarse el traje goyesco por si había que darle un retoque de última hora. La temporada pesa y los toreros suelen llegar a estas alturas con algún que otro kilo de menos. Después del sastre, partió con Curro Vázquez y Ángel, el chófer, hacia Palencia. Quería llegar temprano para pasarse por el hospital “Río Carrión” a saludar al equipo médico y, de paso, entregarles unas fotos dedicadas que llevábamos un año “debiéndoles”.

Por la noche, nos reunimos todos en el “San Remo”, un restaurante situado junto al hotel, donde el año pasado cenamos toda la cuadrilla casi en silencio mientras esperábamos noticias tranquilizadoras desde el hospital y donde, en alguna ocasión, comimos Curro Vázquez y yo los días posteriores al percance. Es curioso pero, de todos los presentes, el único que no había estado nunca en el “San Remo”, era el torero. Terminamos temprano, así que, antes de dormir, Cayetano y parte de la cuadrilla decidieron ir al cine, otros preferimos dar un paseo. .

Hacía una temperatura casi veraniega en contraposición con estas mismas fechas del año pasado en que ya refrescaba. Desde el cercano río Carrión, que cuántas veces no atravesaríamos Curro y yo cada día camino del hospital, llegaba el eco de fuegos artificiales. Las calles bullían de gente. Atravesamos la Plaza Mayor, luego la calle Mayor (se me viene a la memoria “Plenilunio”, esa película con Juan Diego Botto sobre un libro de Muñoz Molina que se rodó por estos escenarios)…hasta llegar a la Iglesia de San Antolín, ya próxima al río, en donde decidimos que se hacía tarde y había que emprender el camino de regreso al hotel.

1 de Septiembre, hora de vestirse. Charlamos distendidos, engañando a los nervios. Cuando estamos finalizando la “ceremonia”, entra en la habitación a saludar Pedro Toledano (gran persona, periodista y amigo personal que lo fuera de Paquirri). Nos hace notar un detalle: ¡Cayetano se había olvidado de afeitarse! La anécdota nos sirve para reírnos. ¿Será Palencia? ¿Será Ronda? ¿De todo un poco?

Comienza la corrida, en el segundo toro, emotivo brindis al equipo médico. Faena vibrante, dos orejas y puerta grande. Camino de la furgoneta, me paran un par de veces para saludarme (personal del “Río Carrión”). Hay muchísima gente, cuesta abrirse paso, a duras penas alcanzamos el cochecuadrilla. Un hombre de mediana edad intenta defender el espacio ganado frente a la puerta del copiloto, donde me siento yo. Levanta el brazo izquierdo mostrando una gran cicatriz, hay mucho ruido, no comprendo lo que trata de decirnos. La furgoneta comienza a avanzar lentamente entre la multitud. El señor sigue con el brazo levantado mostrando la “medalla de guerra”. Su imagen se entremezcla con la de gente que golpea la ventanilla pidiendo fotos. Entre tanto grito y tanto caos, alcanzo a entender: “¡Cayetano, yo compartí UVI contigo el año pasado! “, dice orgulloso.

¡Qué buena es la gente!, pienso emocionado. En mi memoria, el proceso geológico sigue imparable su curso. Nuevos sedimentos comienzan a depositarse sobre los antiguos. El año que viene, si regresamos y hay tiempo, volveré a pasear nuevamente por la calle Mayor, llegaré hasta la iglesia de San Antolín, cerca del río, y a mi mente acudirán recuerdos de fuegos artificiales, de faenas emocionantes, de puertas grandes y, sobre todo, del enorme cariño de la gente.

Al llegar al hotel, algún banderillero bromea: “Ahora hasta el sábado, cuídate, no vayas a resbalarte en la bañera o te pille un coche al cruzar por una “cebra”". Reímos todos. “Me voy a meter en una urna de cristal hasta la Goyesca”, responde el torero. Se respira alegría, satisfacción, ilusión… buen rollo. Hasta el “Cristo del Otero”, desde su altura de colina, sonríe.

Objetivo cumplido: Traje negro y oro domado. Ahora sí, la siguiente parada, si el tiempo no lo impide, será Ronda…

martes, 15 de septiembre de 2009

Palencia 2008

La memoria tiene bastante que ver con la geología, los recuerdos nuevos van sedimentando sobre los más antiguos volviéndolos imperceptibles. Cuando regresé a Palencia el año pasado, transcurridos 10 ó 12 desde la primera y única vez, esta ciudad para mí era un festival folklórico, un teatro, frío castellano de Noviembre, dormir en un colegio sin agua caliente, alguna copa de noche, risas, diversión…hoy, un año después, cuando vuelvo a pisar las mismas calles nuevamente, mi memoria de la ciudad ha transmutado completamente. Otros escenarios y otros personajes pueblan mis recuerdos: Plaza de toros, enfermería, final de verano, paseos en solitario por la calle Mayor... y, sobre todo, Cayetano, Curro Vázquez, el AC Palencia y la UVI del “Río Carrión”.

En el hotel, mientras duró la feria, al menos se veía movimiento y colorido. Por ahí pasaron músicos que actuaban en la ciudad, como Sergio Dalma o “Mago de Oz”, actores de teatro en ruta, como Óscar Ladoire, cuadrillas que partían, cuadrillas que llegaban: ¿Cómo está el torero? ¡Qué mala suerte! ¿Para cuánto tiempo tiene? ¿Corta la temporada? ¿Y la Goyesca?...pero en cuanto terminaron las fiestas de San Antolín, es como si el invierno hubiera caído de golpe sobre la ciudad y sobre el hotel. No he conocido un lobby más triste ni más silencioso que el de aquel hotel aquellos días de Septiembre…

Tengo clavada en mi retina una imagen, la de Alvarito Montes (banderillero actualmente a las órdenes de El Juli pero que el año pasado iba con Perera), paseándose por los pasillos con la chaquetilla del flamante traje de goyesco que le acababa de llegar puesta, como si de un niño con zapatos nuevos se tratase. En 2 días estaría estrenándola haciendo el paseíllo sobre el albero rondeño.

Perera, después de torear en Palencia, antes de partir camino de Ronda, se pasó a visitar a Cayetano por el hospital. En la puerta me comentó que nunca había toreado la goyesca y que le hacía muchísima ilusión. Yo sólo atiné a decirle una obviedad: “disfruta, que lo que vas a vivir es un espectáculo único”.

En el “Río Carrión”, sus buenas gentes tenían un poco de manga ancha con nosotros; reconozco que nuestros horarios de visitas eran “bastante” flexibles. La noche de la Goyesca concretamente, Cayetano no podía dormir, me puso un mensaje por si estaba despierto y me quería pasar por el hospital. Me vestí y acudí. Estuvimos charlando en voz baja hasta bien entrada la madrugada. Hablamos sobre las corridas que iba a perder, sobre la próxima temporada, sobre América...es decir, del futuro sobre todo. Le daba vueltas y más vueltas al calendario, especulaba con llegar a las últimas ferias de Octubre, no quería acabar la temporada saliendo por la puerta de la enfermería. Tan comprensible como improbable en aquellas circunstancias.

Regresé al hotel tarde, cerca de las 4 am. Por las calles iluminadas, el cántico de unos borrachos se confundía con el ruido de persianas metálicas al bajar. Un grupo de chicos que buscaba dónde alargar la noche, pasaba junto a un camión de la basura. Gente trabajando, gente divirtiéndose. Al llegar al hotel, el recepcionista, que a esas alturas ya se me hacía un rostro familiar, me preguntó, como cada noche, por cómo evolucionaba el torero. Subí a mi habitación y, justo antes de meterme en la cama, traté de imaginarme Ronda en ese instante. Es curioso, tantas horas de hospital, tantas horas conversando, y ninguno de los dos hicimos comentario alguno sobre lo que habría pasado esa tarde en la Goyesca. No hacía falta, seguro que los dos lo sabíamos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tarazona

“Las Brujas de Bécquer”, qué nombre con más encanto, este simple dato ya causaba mi interés. Estuvimos “anunciados” en Tarazona hace un año o dos; pero, por algún motivo, no pudimos venir. Esta vez sí, aquí estamos.

Aunque no deja de ser un típico hotel de pueblo situado a las afueras, aparte del nombre, hay otro detalle que hace de "Las Brujas" un lugar singular y simpático: Al mediodía bajo a almorzar con el maestro Curro Vázquez, el retrato de un anciano abuelete con cara de bonachón, preside desde el fondo el salón comedor. En un principio pienso que se trata de un homenaje al fundador del hotel. Seguimos charlando y seguimos comiendo mientras el subconsciente no para de trabajar, la imagen me resulta cada vez más familiar. Al acabar la comida, con mi curiosidad a flor de piel, me acerco hasta el fondo y cuál no es mi sorpresa al descubrir que el tipo de la imagen no es otro que el gran Paco Martínez Soria. No puedo resistir la tentación de pasar por recepción y preguntar el por qué de este detalle y, ya que estamos, el por qué del nombre del hotel. El recepcionista, previa aclaración de que él nada tiene que ver con el pueblo, me dice que hay dos personajes intocables en Tarazona: Bécquer, que a pesar de ser sevillano, en sus “Rimas y Leyendas” habla de estos parajes, y Paco Martínez Soria, por haber nacido aquí y haberlo llevado siempre a gala. De hecho, aquí rodó parte de su película, “Vaya par de gemelos”. Bécquer da nombre al hotel y don Paco al salón comedor. Yo diría que hay otro personaje “intocable” en Tarazona, el Cipotegato, pero de esto si queréis ya hablaremos en otra ocasión..

Previamente, a la vuelta del sorteo, me encuentro en los pasillos con Salvador Vega, gran persona y buen torero. Hoy comparte cartel con nosotros. Me pregunta por Cayetano, le indico que estamos justo en la puerta de su habitación, así es que pasa a saludar. Curro y yo bajamos a comer y dejamos charlando a los dos toreros. Al regresar, una hora después, los encontramos a los dos tal y como los abandonamos, conversando distendidos. Se sorprenden del tiempo que ha transcurrido, buena señal pienso. Ahora toca descansar, que por la tarde hay que torear.

En cuanto a la plaza, decir que su cercanía a Navarra, Tudela está a un paso, hace que el ambiente, en cierto modo, se parezca a Pamplona. El tendido de sol empieza siendo un mar de camisetas blancas que, según transcurre la corrida, va transmutando en morado. Los mozos se riegan con vino por dentro y por fuera casi en la misma proporción. Las charangas no paran de tocar durante toda la corrida y su “música” se solapa con la de la banda de la plaza lo que provoca encontronazos con la gente de sombra ¿Habéis visto alguna vez a alguien torear al ritmo de “The Final Countdown”? Yo hasta ahora tampoco.

El torero sufre una aparatosa voltereta sin consecuencias. La espada le vuelve a privar de una salida a hombros. Toca salir a pie por la puerta de cuadrillas que está situada junto a los tendidos de sol. Nos advierten que es mejor que no, que los peñistas, muy borrachos a estas alturas, nos pueden bañar con vino. Salgo a avisar al chófer de que cambie la furgoneta de lugar; que, aunque a pie, la cuadrilla va a salir por la puerta grande, junto al tendido de sombra. Cuando está todo arreglado y me dispongo a entrar a la plaza para comunicárselo al torero, lo veo venir corriendo con los banderilleros mientras cuarenta chicas “moradas” los persiguen histéricas unos metros por detrás. La imagen parece sacada de una película gore de serie B. De lejos me vienen haciendo señas de que tenga las puertas de la furgoneta abierta. ¡No hay tiempo que perder!. Las “leonas” cada vez más cerca, pisándoles los talones, la cosa se complica, se pone seria por momentos. Se corre menos peligro delante del toro que de estas "fieras", pienso irónico. En el último suspiro, cuando están a punto de darles caza, alcanzan el cochecuadrilla, cerramos compuertas y echamos el seguro. Uf, por los pelos...Partimos de regreso al hotel mientras fuera los "zombies morados" no paran de gritar y de golpear los cristales enajenados. The End. Os lo juro, no se lo he robado a Álex de la Iglesia.

Y así acaba Agosto, 45 corridas en España hasta el momento. Hoy dormimos en Tarazona y mañana 31 viajamos a Palencia, donde arrancaremos el mes de Septiembre toreando el día 1. En el pensamiento, inevitable, el año pasado. Qué poco y qué mucho queda para Ronda…

Es tarde, ya acechan las brujas, toca dormir…

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Requena

A medio camino entre la meseta castellana y el Levante mediterráneo, se encuentra la ciudad de Requena, que, hasta la mitad del siglo XIX, perteneció a Cuenca para pasar luego a formar parte de Valencia por una cuestión más comercial y geográfica (el puerto de Valencia suponía la principal salida internacional a su producción vinícola) que por una cuestión cultural.

El cultivo de la vid es el motor de su actividad económica y por esta razón la vendimia da nombre a sus fiestas mayores que se desarrollan a fines de Agosto.

No es la primera vez que nos alojamos en Requena aunque sí la primera que lo hacemos toreando aquí. Ya hace unos años, cuando Cayetano no había tomado aún la alternativa, vinimos a una novillada en el vecino Utiel, pero nos hospedamos en un precioso hotelito de la parte antigua de Requena. Esta vez, por una cuestión de practicidad, elegimos otro situado cerca de la carretera, a las afueras de la ciudad.

El hotel Patilla no tiene ningún encanto especial, es pequeñito y ahí paramos esta vez tanto la cuadrilla de Cayetano como la de Francisco (hoy compartimos cartel) casi en solitario. Por la mañana, desayunamos todos juntos y partimos para el sorteo. Allí coincidimos con José Vázquez y su mujer, el ganadero de la corrida de Cuenca y de la de hoy también. Comentamos la corrida de hace unos días. ¡Qué bonito salió todo! Además, Cayetano le brindó un toro. Está contento. Estamos contentos.

Necesito una farmacia para comprar una venda elástica. Al torero le duele la muñeca derecha y se resiente cada vez que entra a matar. Me indican que hay una cerca de la plaza. De camino, paso junto al Monumento Universal a la Vendimia y por la Avenida del Arrabal, en cuya rambla central, decenas de casetas ofrecen degustación de vino a los viandantes.

Tras el sorteo, vuelta al hotel, a comer y a descansar.

Llega la hora de preprarse, subo a despertar al torero, se ducha y comenzamos la “ceremonia”. Francisco viene de hacer deporte (tiene costumbre de correr 15 minutos antes de empezar a “vestirse”), su habitación es contigua a la de Cayetano, estamos solos en la planta así que dejamos las puertas abiertas. Los hermanos bromean, todo vale con tal de hacer más llevaderos los nervios…

Por la tarde, en la plaza de toros, de bonita fachada neomudéjar, se ha colgado el cartel de “No hay billetes”. El empresario, orgulloso, me comenta una curiosa coincidencia: “La última vez que se llenó fue en el año 82 con un cartel formado por El Cordobés, Dámaso González y Paquirri. El empresario era mi padre. Hoy, 27 años después, se vuelve a "colgar el cartel" conmigo como empresario y los dos hijos de Paquirri en el ruedo”. Bonita "casualidad".

Linares 2009

Hotel Aníbal de Linares, en el lobby, una serie de retratos enmarcados de personajes con peinados anacrónicos, muy soviéticos, nos recuerdan que en esta ciudad, desde 1978, se celebra un torneo internacional de ajedrez al que concurre la élite mundial de este deporte. Junto a la suite Kasparov, en la primera planta, una placa advierte que en esa habitación se alojaba habitualmente el ajedrecista en sus visitas a la ciudad. Y fue en ella donde, el año pasado, el equipo de “60 Minutes” me grabó a mí “montando la silla” y al torero en distintas escenas “cotidianas” de las “horas previas” de un día cualquiera de corrida.

Mediodía del 28 de Agosto, vuelta del sorteo, hacemos tiempo tomando un aperitivo en la cafetería hasta la 1:30 en que abren el comedor. La barra tiene forma rectangular, justo en frente nuestro, unos tipos con cara de recién levantados, desayunan. Todo su equipaje junto a ellos. Pasa por allí Mariano de La Viña, banderillero de Ponce, le pregunto que de dónde vienen, que qué tal ayer. Los tipos de enfrente me siguen sonando, van en bermudas, zapatillas y camisetas, parecen listos para emprender viaje. Uno de ellos lleva un ejemplar de “El Nombre de la Rosa” de Umberto Eco, me sorprende y me agrada encontrarme con alguien que no está leyendo la Trilogía de Millenium. Se me acerca el “ayuda” de Perera, quiere saber si nosotros hemos reservado para comer en el hotel o en otro lugar, le contesto que comemos allí y que los de Ponce también. Un chico de treintaytantos les pide a los tipos de enfrente sacarse una foto. Ellos acceden amablemente. ¡Ya caigo!, son Cris Navas, Javier Ojeda… ¡Danza Invisible! Qué tiempos, cuántas canciones para el recuerdo. Deben haber actuado anoche aquí, pienso. Se conservan bien. Están todos los miembros originales salvo Ricardo Teixidó, que hace ya algunos años que abandonó el grupo. Desde entonces siempre me ha parecido que les falta algo.

En la calle, el calor es insoportable. En las habitaciones, unos obsoletos y enormes aparatos de aire acondicionado que hacen un ruido descomunal, nos salvan la vida. Si me dijeran que los trajeron los tipos de los peinados anacrónicos de la URSS para algún campeonato, me lo creería.

Por la tarde, a la salida para la plaza, muchísima gente en la puerta del hotel. Avanzamos por las calles de Linares y justo en la última curva antes de encarar el patio de cuadrillas, el nombre y el escudo de la ciudad de Ronda presidiendo el edificio que hace esquina y que se interpone entre la plaza de toros y el hotel Cervantes, de donde partió Manolete para no volver aquella fatídica tarde de Agosto de la que hoy se cumplen 52 años. ¿Será por eso que en el presente pocos toreros se visten allí?

Tras el paseíllo, como cada 28 de Agosto, el consabido minuto de silencio. En una barrera, Paquito Haro, dueño de “La Mezquita”. Se lo comento al torero que me pide que le ponga el capote de paseo.

Cayetano, muy bien, corta dos orejas en el segundo y sale a hombros. Regresamos contentos al hotel, y al pasar por la puerta de Los Agustinos, Curro nos cuenta que allí estudió él algunos años. “La fachada sigue igual”, comenta con poca melancolía.

Ducha y a cenar a Guarromán. Allí coincidimos con Perera y su cuadrilla, que hoy torearon con nosotros y mañana van a San Sebastián de los Reyes; con la alemana (Anya), la francesa, el inglés y la española; con Enrique Jiménez, el propietario de la plaza de Linares…y, como siempre, revoloteando de mesa en mesa, José Fuentes.

Seguimos por buen camino. Mañana, Requena.

martes, 1 de septiembre de 2009

Linares 2008

En el mundo del toro, decir Linares es decir Manolete. Y es que es allí donde un 28 de Agosto de 1947, una de las personalidades más importantes y magnéticas que ha dado la tauromaquia, sufrió una cornada mortal. Ha pasado mucho tiempo desde aquello y su figura sigue siendo recordada todos los años por estas fechas en la feria de San Agustín. Así, cada 28 de Agosto, al finalizar el paseíllo, se guarda un minuto de silencio.

Pero para nosotros particularmente, también es especial por dos motivos: En primer lugar, porque esta tierra vio nacer al maestro Curro Vázquez; y, en segundo lugar, porque el año pasado, el 29 de Agosto si no recuerdo mal, un banderillero nuestro, Ángel Luis Prados, sufrió una cornada gravísima que a la postre le ha obligado ha “cortarse la coleta”. Recuerdo que ya se había hecho de noche y que la iluminación de la plaza era pésima. “Echaron para atrás” el sexto toro de la tarde (segundo de Cayetano) y salió un “sobrero” de Torrehandilla muy malo que en el tercio de varas se llevó por delante de manera espeluznante a Ángel Luis. Fueron momentos de mucha tensión, Cayetano estuvo soberbio con el toro y le cortó las dos orejas pero no quiso salir a hombros en consideración con su banderillero. Estuvimos más de una hora esperando noticias en la puerta de la enfermería. Cuando salió el médico, nos dijo que, aunque estaba bien, era grave y que había que trasladarlo a Jaén capital para una nueva intervención. Como a las 2 de la madrugada, con la familia ya presente venida desde Madrid, acabó la segunda operación y, con noticias más tranquilizadoras, emprendimos viaje a Mérida en donde toreábamos al día siguiente.

Justo esos días se encontraba con nosotros un equipo de la CBS norteamericana grabando un documental sobre Francisco y Cayetano, "Blood Brothers", para el prestigioso programa “60 Minutes”. Se encontraron con este “imprevisto” y con el gravísimo percance de Cayetano 5 días después en Palencia que a punto estuvo de costarle la vida y que lo obligó a cortar la temporada. Casi visitaron más hospitales que ruedos y así aprendieron que, en el mundo del toro, no es posible seguir un guión y que planificar es perder el tiempo.