Primera corrida de la miniferia de La Merced en Barcelona. Carteles muy rematados este año. Hoy: El Juli, Manzanares y Cayetano. Mañana: Aparicio, José Tomás y Morante. Mucha expectación. Acaba el paseíllo y un respetuoso minuto de silencio cubre de luto el albero y los tendidos. Todas las miradas clavadas en el torero del medio, es decir, el que va último en el cartel. Rostro de emociones contenidas. ¿Qué pasará por su cabeza en esos momentos?
Acaba el minuto de silencio y la plaza estalla en palmas. Una voz anónima emerge de entre el público recordando a un torero de otra época. El resto del tendido la secunda: “¡Viva!”. Los toreros cambian el capote de paseo por el de brega y lo “prueban” toreando brevemente “de salón” ante la atenta mirada de sus mozos de espadas. Al cabo de unos minutos, comienza a despejarse el ruedo, está a punto de dar comienzo la corrida…
Pero antes de que suenen los clarines, una espontánea ovación recorre los tendidos. Nadie pregunta el por qué, todo el mundo lo sabe. Los dos toreros más antiguos dan un paso atrás en el callejón dejando la boca del burladero libre. El torero que no ha comido, a duras penas contiene la emoción. Sentimientos contradictorios, le incomoda ser el centro de atención pero le halaga la muestra de cariño. Se acerca a la boca del burladero y saluda con la montera. La ovación se hace más cerrada, el público y los compañeros le “empujan” a que salga al tercio. El torero que no ha comido se muestra reacio. Le insisten. Es un momento de mucha emotividad. El torero que no ha comido parece ceder pero invita a sus compañeros a acompañarle. Ellos se niegan, ése es “su” momento. Él insiste, los compañeros también. La ovación ya es un clamor. El torero que no ha comido vuelve a mirar a sus 2 compañeros, no está dispuesto a salir sólo. Lleva noches sin dormir - qué mérito el suyo vestirse de luces un día como hoy -, pero entiende que aquella muestra de cariño, con más razón una fecha como ésta, debe hacerla extensible a todos los toreros.
Finalmente los 3 salen al tercio y la plaza se viene abajo. Luego, suenan los clarines y todos volvemos a la realidad…emocionados.
Estado de Alerta: Aute
Hace 4 años
Emocinante y emotiva cada palabra que has escrito,hasta he creido vivir ese momento en la plaza...Gracias a Dios el verdadero aficionado recuerda al torero ausente como debe de ser,un gran torero de valor y casta,de los que no se olvidan nunca.Y Cayetano, como siempre,humilde y sencillo y grande......muy grande.
ResponderEliminarEspero que vaya todo bien por Mexico.
Un beso,Ramiro
Un gran detalle de ser compañeros, lo de El Juli y Manzanares, y una grandísima entereza y porque no un par de……… lo de Caye, ese dia, ese anirversario, tanta imagen televisiva y además esa plaza histórica para su progenitor, eso es ser un pedazo profesional Caye.
ResponderEliminarRamiro felicidades por cómo nos lo cuentas, nos haces estar en los tendidos.
UN BESO MUY GRANDE Y CUIDAROS
Ramiro es la primera vez que se me saltan las lágrimas leyendo tu blog, ojalá que no sea la última.
ResponderEliminarNo me imagino lo que ha debido pasar por vuestras mentes ese dia, tantos recuerdos y tanto dolor por la ausencia de lo mas importante para un hijo, sus padres,esos chicos son de otra pasta, no me explico tanta entereza.
Un beso
Rosario, Malena, Carol...La verdad es que si tuviera que poner un adjetivo a ese día, sería "emotivo". Los sentimientos a flor de piel.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios...casi tan emocionantes como ese día ;-))