martes, 24 de noviembre de 2009

Tríptico de Barcelona III: A porta gayola

Tercer toro de la tarde, el torero que no ha comido se ajusta la montera, coge el capote, clava la mirada en la puerta de chiqueros y se dirige hacia allí con paso firme. La gente entiende el gesto, esto era algo muy común en ese torero de otra época por el que hoy se ha guardado un minuto de silencio, una especie de carta de presentación suya. Una nueva ovación va naciendo mientras el torero que no ha comido avanza decidido, dibujando una línea recta sobre la arena, sin atajos ni dudas, camino de la puerta de toriles.
No es algo común en él, sólo lo había hecho una vez antes, todavía de novillero, en una “nocturna” en Málaga. El novillo de Manolo González, con problemas en la vista, nada más salir se paró justo unos metros delante del torero, que lo esperaba de rodillas sobre el albero. Una mala experiencia.

Han pasado varios años ya desde aquello y, el hoy ya torero, sigue avanzando con paso firme sobre la arena entre el clamor de los tendidos. Todos tenemos nuestros segundos de sorpresa e incertidumbre, pero una vez comprendido el gesto, reaccionamos y actuamos en consecuencia. En mi caso, Roberto el “ayuda” y yo nos miramos y, capote en mano, corremos en dirección contraria por el callejón para situarnos cada uno a un lado de la puerta de chiqueros "por si acaso”. El torero que no ha comido llega a su destino y se clava de rodillas. La montera hasta las cejas y la mirada fija en la puerta de toriles. El mismo gesto, la misma actitud…el tiempo se contrae y la imagen del torero que no ha comido se solapa con la del torero de otra época. En los tendidos continúa la ovación. Desde el callejón le gritan al torero que coja el capote con las dos manos. Suenan los clarines y se abre la puerta de toriles. Se hace el silencio en la plaza, todas las miradas clavadas en el agujero negro que está delante del torero que no ha comido. Yo respiro hondo, tengo un nudo en la garganta y la mirada nublada. Sé que quienes están a mi lado también. Por eso no quieren mirarme, por eso no quiero mirarlos, porque no queremos sorprendernos…emocionados.

3 comentarios:

  1. Sin palabras, solo decirte, que GRANDEZA DE MUCHACHO, en qué pensaría ese instante.
    Esperemos no nos dé tardes de tanta ansiedad como esa, no me gustaría que se acostumbrase a recibir a sus toros asi,su padre lo hacía frecuentemente y Francisco en Sevilla me ha hecho sudar, ya es GRANDE con sus faenas y elegancia DENTRO Y FUERA DE UN RUEDO.
    CHICOS, PASADLO BIEN EN MEXICO

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  2. Un gran gesto que representa una entrega total, que cobra más importancia por la multitud de sentimientos y emociones que se agolparían en esos momentos en la persona, ésos, de los que intentaría evadirse para poder enfrentarse con esa firmeza y seguridad al momento que vivía, muy emocionante; verlo en video ya lo fue para mí y ahora, gracias a tus palabras y a los sentimientos que se escapan de las mismas, puedo imaginar lo que fue "sentirlo" a escasos metros.

    Es una suerte para Cayetano tener alguien como tú a su lado, alguien, capaz de emocionarse con esos momentos que os toca vivir a diario, pequeños y grandes, de mayor y menor importancia, pero siempre repletos de sentimientos y cargados de tanta intensidad.

    Me ha encantado como nos has transmitido en esta cadena de artículos vuestro paso por Barcelona, ha sido precioso, gracias por compartirlo.

    Un beso y que vaya todo muy bien por México.
    FJL

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  3. Malena, nosotros también esperamos que no lo vuelva a hacer. Estuvo bien como gesto, como homenaje ese día...ya ha demostrado qu es capaz de ello pero, que no lo vuelva a hacer!

    FJL, Muchas gracias por tus palabras...también emocionantes, como el buen toreo ;-)

    Besos

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