lunes, 31 de mayo de 2010

De ascenso de ríos y cantos rodados

Sábado, 9 de Enero de 2010

El torero es testarudo, cuando se le mete algo en la cabeza – no hay más que acordarse de su idea de ponerse a torear con 28 años – no para hasta que lo consigue. Y eso, en esta profesión, se cotiza al alza. Esta mañana, después de desayunar, Aitor y yo lo acompañamos a dar un paseo. Esta vez, ladera abajo dirección Manizales. Pronto dejamos el concurrido y asfaltado camino principal para perdernos por polvorientos senderos secundarios incrustados en la selva. Deambulamos sin rumbo, por el simple placer de caminar. Al llegar a un precario puente que salvaba un encajonado riachuelo, el torero se para, observa – la alborotada agua discurre entre enormes cantos rodados que ha ido arrastrando la corriente desde la parte alta de la montaña en época de lluvias – y maquina – se disparan mis alarmas -… “¿y si buscamos la forma de bajar y regresamos al hotel subiendo por el cauce?”…

Sobra decir que, media hora que estuvo buscando la manera de abrirse camino hasta el riachuelo por las verticales y espesas laderas, media hora que estuvimos Aitor y yo detrás de él intentando convencerle – sin ningún convencimiento – de que no era buena idea. Y, como era de esperar, cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos los tres ascendiendo río arriba, saltando de piedra en piedra en unas ocasiones y agarrados a las paredes que lo encajonaban en otras. La idea: llegar hasta las cercanías del hotel por el cauce, sin pisar el agua. Ni que decir tiene que, no habían transcurrido ni 5 minutos desde el “pistoletazo” de salida cuando yo ya había perdido el equilibrio – y de paso la competencia – metiendo los pies hasta las mismísimas rodillas, por no mencionar otros miembros de "ovalada redondez" que están más arriba, en el helado líquido cristalino. La parte buena de esto es que me sirvió para relajarme y, cuando llegaba un tramo complicado, mientras ellos se estrujaban la cabeza – cual jugadores profesionales de golf - dilucidando cómo lo salvarían sin mojarse, yo tranquilamente lo atravesaba con mis zapatillas “caladas”. Total, era llover sobre mojado…

En honor a la verdad, y al ganador, he de reconocer que el duelo estuvo reñido y emocionante hasta casi el último instante en que, en un error de cálculo “imperdonable”, y con el hotel ya a tiro, el torero metió un pie – sólo uno – en el “frío elemento”. Fue un momento "dramático" que quedará para siempre grabado con letras de oro en la historia de los grandes duelos de ascenso de río sobre cantos rodados…

Cambiando de tercio, Curro Vázquez y Carretero habían partido hoy temprano al campo para estar presentes en el embarque de los toros de mañana y en su posterior desembarque en la plaza. Era todavía pronto cuando regresamos de nuestra “aventura fluvial” así que los esperamos para almorzar entrenando "de salón".

Por la tarde, "bajamos" a ver la corrida de Juan Bernardo Caicedo. En el cartel, Uceda Leal y Daniel Luque, que cortó una oreja. Luego, vuelta al hotel, más toreo de salón y un poco de termas. Se hace larga la espera…Compartimos cena con el Dr. Osorio – que vino a examinar el tobillo – y comedor con Manolo Molés y el maestro César Rincón, que a la sobremesa se sentaron con nosotros. Una noche más, la piscina que tenemos delante sigue rebosante de bañistas que se relajan a ritmo de ballenato. Es temprano todavía cuando nos retiramos a descansar. Mañana compartimos cartel con Ponce y Bolívar


Gran ambiente en la plaza de toros de Manizales
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En la puerta de mi bungalow, Álex Caballero, nuestro "ayuda" colombiano, dejando todos los "trastos" a punto para mañana...

lunes, 24 de mayo de 2010

El doctor Osorio

Viernes, 8 de Enero de 2010

Cercano, afable, campechano, buen conversador – sus manos examinan cada día el tobillo mientras sus historias van dando paz al alma - y conocedor de los entresijos de la psicología humana – es de esas personas que rápidamente se aprende el nombre y la función de cada uno -, el doctor Osorio nos inspiró confianza desde el primer momento. Antes de formar parte del Once Caldas, estuvo muchos años vinculado al mundo de la bicicleta, “cuando el ciclismo todavía era el ciclismo”. Fue médico personal de Lucho Herrera - aquel mítico escalador de los 80’s que ganara una Vuelta - y trabajó para el Kelme de Vicente Belda y del también colombiano Fabio Parra, recorriéndose varias veces España, Francia e Italia con la “serpiente multicolor” de pueblo en pueblo. Esta mañana volvió a pasar por el “Termales” después del desayuno, chequeó al paciente al ritmo de anécdotas, comprobó que la evolución seguía su curso según lo previsto y prescribió continuar con el tratamiento intensivo hasta la corrida de pasado mañana.

Luego, con Curro, Aitor y Cayetano, fuimos a dar un paseo ladera arriba del Nevado del Ruiz a través de pedregosos caminos “cavados” en el corazón de la selva. Alguien nos comenta que esta caminata hubiera sido impensable hace muy pocos años debido a la otrora omnipresencia de la guerrilla: “desde que está Uribe, hay más seguridad”, sentencia. La falta de oxígeno empieza a ser acuciante cuando decidimos emprender el retorno. Poco a poco, las cerradas laderas de la parte alta de la cordillera vuelven a dejar paso a los abiertos valles de la zona baja donde esporádicos y ladinos campesinos ordeñan a sus resignadas vaquitas. Llegamos al hotel con el tiempo suficiente para darnos un baño en las termas – Castella, que torea esa tarde, prueba muletas en la puerta de su cercano bungalow -, ducharnos, comer y “bajar” a Manizales a ver los toros.

Buena corrida de César Rincón en la que El Juli cortó un rabo y Castella indultó un toro. Ya de vuelta en el hotel, un poco de toreo de salón, otro poco de fisio, cena y a dormir. De España nos llegan noticias de que ¡hasta Sevilla esta cubierta de nieve! Qué tiempo mas loco…



El doctor Osorio, que estos día está alternando la pretemporada con el Once Caldas con la recuperación del tobillo del torero, con José Antonio Carretero. De fondo, nuestros bungalows del Termales El Otoño.


Volviendo de nuestro paseo por las laderas del Nevado del Ruiz: un lugareño ordeña a una vaquita mientras otra espera pacientemente su turno detrás. Todo sea por degustar el "delicioso"manjar que hay en el bote...

miércoles, 19 de mayo de 2010

Festival Nocturno

Jueves, 7 de Enero de 2010

El doctor Mauricio Osorio se presentó esta mañana en el hotel poco antes de las 7:30 am., examinó al torero, comprobó que la evolución iba según él lo había previsto e indicó seguir con el intensivo tratamiento de medicamentos, electricidad, fisioterapia y reposo hasta las 13 horas en que volvería a pasarse para entonces ya sí, hacerle una serie de pruebas motoras y tomar una decisión definitiva sobre si estaba en condiciones o no de torear por la noche.

Mientras tanto, Curro Vázquez y José Antonio Carretero habían partido temprano al campo para estar presentes en el embarque del festival y en el posterior desembarque en la plaza.

A la 13 horas., el doctor Osorio estaba de vuelta en el hotel. Le pidió a Cayetano que saliera al jardín y que intentara caminar sobre la hierba apoyando sin miedo el pie. Hubo un momento de cierta incertidumbre que pronto quedó despejado. Entre ayer y hoy, la noche y el día. Obrado el “milagro”, objetivo cumplido: “Esta noche a torear y después, a seguir con el tratamiento, que esto todavía tiene que mejorar mucho hasta la corrida del día 10”.

Comí con el torero en el porche de su bungalow y, mientras él se retiraba a descansar, yo me dispuse a preparar las cosas con Álex Caballero, el ayuda local, y a esperar a que regresaran Curro y Carretero del desembarque.

En cuanto al festival, previamente asistimos a un precioso espectáculo de incomparable belleza: se apagó toda la iluminación eléctrica de la plaza y, a la vez que el abarrotado tendido iba poblándose, cual si de un firmamento estrellado o de la mar en la noche "del Carmen" se tratase, de cientos de pequeñas lucecitas que emanaban de los candiles que portaba la gente, la imagen de una virgen local era paseada en procesión por el albero. Luego de una breve ceremonia religiosa, se despejó el ruedo y salió el primer novillo.

Castella cortó una oreja y Luque 2. Cayetano, para continuar con la racha de mala suerte, se llevó el ejemplar más deslucido. Lo importante es que el tobillo aguantó el esfuerzo. Y ahora, al hotel a descansar, que mañana hay que seguir avanzando.



Procesión previa al festival: se apagan las luces y se encienden los candiles. El tendido, como un firmamento estrellado o como la mar en la noche "del Carmen"...


Se apagan los candiles y se encienden las luces: comienza el festejo.

lunes, 17 de mayo de 2010

Día de Reyes: Tentadero Accidentado

Miércoles, 6 de Enero de 2010

Hoy, miércoles 6 de Enero, día de Reyes, y a 36 horas de haber llegado a Manizales, nos pusimos realmente a “funcionar”. Nos levantamos temprano, a eso de las 7, y nos dimos un buen desayuno a base de frutas tropicales – ¡qué bueno el jugo de mango! -, arepas y otros manjares. Luego, un paseo por los alrededores y a preparar las cosas: a las 11 am habíamos quedado en lo de Ernesto Gutiérrez, muy cerquita del hotel, para tentar unas vacas y atender a la prensa.

Ya comenté en alguna ocasión que éste es un mundo lleno de imprevistos en el que hay que estar cambiando de planes y solventando problemas a medida que van surgiendo. El caso es que toreaba Cayetano esta mañana a su segunda vaca con la muleta, cuando ésta le propinó, con todo su peso y la inercia que traía, un tremendo pisotón en el tobillo izquierdo que en segundos le imposibilitó si quiera el poder apoyar el pie en el suelo. Se dispararon las alarmas y la preocupación se adueñó de todos nosotros en pocos segundos. Tantos kilómetros para que ahora, un percance, en principio, sin la mayor importancia y que suele suceder con cierta frecuencia en el campo, pueda tener consecuencias más graves de lo normal. La primera medida fue suspender el tentadero y bajar a Manizales en busca de algún médico que nos tranquilizara y descartara lo más temido por todos: una fractura.

Breve fue la consulta y más breve aún el diagnóstico y las indicaciones: Nada serio. Reposo y pastillas. Quizá ése fuera el tratamiento correcto para alguien que trabaja en una oficina, pero no para quien al día siguiente lo que tiene que hacer es torear. Así que salimos de allí con las mismas dudas y preocupaciones que entramos, una pelota por tobillo y pensando, camino del hotel, en buscar un médico especializado en deportistas de élite que fuera capaz de hacer que una persona pasara, en menos de 24 horas, de no poder ni apoyar un tobillo, a ponerse delante de un toro de 500 kilos.

Y de esta forma es como llegamos al doctor Mauricio Osorio, actualmente al servicio del Once Caldas, prestigioso club de fútbol local que llegó incluso a ganar la Copa Libertadores – equivalente sudamericano de la Champions – hace unos 6 años contra mi muy querido Boca Juniors. Su persona nos ha inspirado confianza desde el primer momento. Ha llevado a cabo todas las pruebas pertinentes, ha emitido un diagnóstico y, lo que es más importante para nosotros, ha elaborado un intensivo plan de recuperación que, según afirma, si el torero sigue a rajatabla, no sólo le permitirá apoyar el pie mañana, si no también estar en “condiciones” de poder torear el festival nocturno.

Inmediatamente no pusimos manos a la obra. Esta tarde hubo pinchazos, pastillas, sesiones de fisioterapia, tratamientos a base de electricidad, mucho hielo en la zona y reposo absoluto.

Aitor y yo, mientras tanto, decidimos “probar suerte” en las aguas termales, dándonos un bañito de poco más de media hora antes de cenar que, he de reconocer, nos sentó fenomenal: cuenta Manolo Molés – asiduo a esta feria y a este hotel desde hace más de 20 años – que él, después de una semana aquí a principios de cada año, no vuelve a tener achaques de salud hasta Agosto…ya veremos.

Pasamos por la habitación del torero antes de irnos a dormir. Su estado de ánimo y la “cara” de su tobillo son otros comparados con esta tarde. Mañana vuelve el doctor Osorio a las 7:30 am. En la mente de todos, el festival de dentro de unas horas y, sobre todo, la corrida del día 10. De momento, toca esperar…




Tentando en lo de Ernesto Gutiérrez.

viernes, 14 de mayo de 2010

Una Noche de Reyes...Sin Cabalgata

Martes, 5 de Enero de 2010

Para la gente española de mi generación, que nunca antes habíamos oído hablar de él y rara vez después volvimos a hacerlo, el nombre de Nevado del Ruiz quedará eternamente asociado a la palabra “tragedia” y a la imagen de una niña – Omayra Sánchez - de tan sólo 13 años de edad que, atrapada ya por siempre en el fango, se despedía ante las cámaras de televisión de su madre; dándonos, de paso, una lección de entereza y dignidad, hasta el último instante, que dio la vuelta al mundo sacándonos los colores como especie: en la era de la tecnología y la comunicación, en que hemos puesto hombres en la luna y satélites que predicen el tiempo en órbita, ¿cómo es posible que esa niña agonizara durante tres días sin que la única bomba de extracción de agua que había cercana llegara a tiempo? Fuimos capaces de llevar la imagen de su agonía en tiempo real y sin retardo hasta el último rincón del planeta, pero no de hacer llegar hasta su pueblo esa bomba de agua que le salvara la vida. Tenemos muchas cosas sobre las que reflexionar…

Pues bien, en las faldas del Nevado del Ruiz, y a poco más de media hora de Manizales a través de un accidentado camino, se halla el hotel Termales el Otoño que, visto con cierta perspectiva, bien pudiera confundirse con una bella aldea andina de entreveradas callejuelas; salvo por un par de “detalles”: en vez de casas precarias de ladrillo y adobe, habría que hablar de bungalows; y en vez de charcas enfangadas, de piscinas termales que se nutren de las aguas, ricas en minerales, que manan de las entrañas del volcán.

Como ya “predije” anoche, hoy nos despertamos muy temprano y coincidimos todos, poco después del alba, en el comedor. Por allí ya pululaba Luis Bolívar, que toreaba esta tarde un mano a mano con Perera. Mañana soleada, ligeramente fresca y con algo de humedad, que dedicamos básicamente a situarnos sobre el terreno, dar un paseo y maravillarnos del bellísimo paisaje andino, de escarpadas e infinitas montañas de exuberante vegetación, en que está enmarcado el hotel.

Los toros en América suelen empezar bastante antes que en España, sobre las 3 pm, así que comimos pronto y “bajamos” a Manizales a ver la corrida. El tiempo, como es habitual por estas tierras, cambió radicalmente a primera hora de la tarde. Unos negros nubarrones amenazaban con lluvia. Y aquí ,cuando llueve, aunque sólo sean 5 minutos, más que llover, se viene el cielo abajo. La imagen en los tendidos resultaba, hasta cierto punto, cómica. Como si de un acto reflejo se tratase, era escucharse un trueno y la gente correr instintivamente hacia arriba a refugiarse tras los arcos de grada. Salía el sol otra vez, y vuelta a bajar al tendido. Así durante toda la corrida. Público ascensor que lo bautizamos.

En la plaza, nos llamó poderosamente la atención el hecho de que, a pesar de que no dejan introducir en ella comestibles ni bebidas, salvo unas rudimentarias bolsas de plástico transparente rellenas de refresco que se venden en la entrada para tomar con pajita, tampoco se puede adquirir nada en su interior. Y para nosotros que, como quien dice, "acabamos de llegar" de México, esta “quietud consumista” contrasta radicalmente con el “intenso tráfico” que se “sufre” en los tendidos de La México en donde, no exagero si afirmo, se puede contar un vendedor ambulante – y de las más variadas especializaciones – casi por cada espectador. Pero hay otro dato más curioso todavía si cabe tratándose de un recinto totalmente abierto: está absolutamente prohibido fumar en su interior. Qué de contrastes en el antaño “país del narco, la guerrilla y la inseguridad”. Tan “atrasados” en unas cosas y tan “vanguardia” en otras.

La corrida transcurrió bien. En el tendido coincidimos con la cuadrilla de El Juli y con otros “viejos” conocidos nuestros, como el novillero mexicano Santiago Fausto, que lleva unas semanas toreando por aquí.

Anochece cuando regresamos al hotel. En la piscina termal que hay frente a la terraza del comedor, los huéspedes se hacinan a ritmo de ballenato haciendo caso omiso a las bajas temperaturas de esas horas. Todavía no son las 11 pm cuando los párpados ya comienzan a caerse presos del jet lag. Alguien recuerda que es 5 de Enero y propone hacer el “amigo invisible”. No había caído…y aunque no es la primera vez, qué rara se hace una noche de Reyes sin reyes, una noche de Reyes sin cabalgata…Dejaré los zapatos en la puerta, por si acaso. De ilusiones también se vive.



Plaza de toros de Manizales, mano a mano Bolívar-Perera. De izquierda a derecha en la fila de arriba: Salvador Núñez (picador de El Juli), José Antonio Carretero, Aitor Sánchez, Ramiro Curá y Álex Caballero (nuestro ayuda en Manizales). Y, en primer plano, un escalón por debajo, Luis "el castrileño", banderillero hasta la temporada pasada a las órdenes de Pablo Hermoso y en esta ocasión en América con el también rejoneador Álvaro Montes.


Reencuentro con Santiago Fausto, joven novillero mexicano, "viejo" amigo nuestro.

jueves, 13 de mayo de 2010

Rumbo a Manizales

Lunes, 4 de Enero de 2010

Madrid nos despide con el mismo humor que nos recibió hace 3 semanas, es decir, con lluvia, frío y niebla. Reencuentro con los compañeros - nos vuelven a acompañar Aitor Sánchez y José Antonio Carretero -, comentarios sobre las navidades y 10 horas por delante para comer, dormir, leer, ver películas…y, sobre todo, aburrirnos mucho.

Llegamos a Bogotá a eso de media tarde. Una voz cansina y tediosa nos anuncia a través de los altavoces que, el vuelo a Pereira, a 1 hora de Manizales en coche dirección sudoeste, saldrá con más de 2 horas de retraso. Comemos algo en el aeropuerto, más por matar el tiempo que por hambre, y nos dirigimos a la puerta de embarque a seguir esperando.

50 minutos después del despegue, el avión de hélices en que viajamos procedente de Bogotá, toma tierra en Pereira. Allí nos esperan Rogelio Caballero y sus hijos - Álex y Cristian -, magníficos mozos de espadas que atienden a la mayoría de los toreros de fuera a su paso por este país. En una perfecta labor digna del mejor jugador de tetris, consiguen hacer entrar el voluminoso equipaje que llevamos en la vieja furgoneta de transporte escolar que nos va a trasladar.

Una hora más tarde, y tras sortear un accidentado camino de cordillera a través de la noche andina, llegamos por fin a nuestro destino: el hotel Termales El Otoño a las afueras de Manizales. Han pasado casi 24 horas desde que salimos de Barajas - o lo que es lo mismo: 2 aviones y una camioneta escolar aderezados con un trozo de carretera de montaña y una pizca de retraso – cuando escribo estas líneas desde mi habitación del hotel. Es la 1 de la madrugada en Colombia - 7 am en España -, en Madrid seguirá lloviendo mientras la M-30 - no me acostumbro a eso de Calle 30 – estará comenzando a poblarse un día más de conductores cabreados camino de la oficina. Pero la Cibeles queda lejos y en esta orilla ahora toca dormir…aunque, con el jet lag, seguro que a las 6 am coincidimos todos, sin acordarlo, en la puerta del comedor esperando que lo abran para poder desayunar. Pura compenetración profesional.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Interludio Navideño

Domingo, 3 de Enero de 2010

El tiempo pasa deprisa. Hace apenas 3 semanas, aterrizábamos en Barajas procedentes de México; y hoy, día 3 de Enero, ya estamos preparando el equipaje nuevamente. En medio, familia, turrones, cambio de año - ¡y de década! -, temperaturas glaciales, mucha lluvia...y poco campo. El invierno está siendo duro en España.

Mañana día 4, cruzamos el charco nuevamente. Esta vez, el destino es Manizales (Colombia) – 1 festival y 1 corrida – y sólo por 1 semana.

Os mantendré informados…

lunes, 10 de mayo de 2010

La México

La México engaña. Me explico: uno ha oído hablar tanto de ella y de sus colosales dimensiones que, cavada en la tierra en sus dos terceras partes, la primera vez que la contempla desde afuera, no puede más que decepcionarse de su “reducido” tamaño.

Pero esta circunstancia no hace sino multiplicar el impacto que produce en el aficionado, después de haber llegado hasta el recinto sorteando vendedores ambulantes de lo más variopintos y extravagantes, acceder a sus entrañas a través de las bocas de entrada situadas a nivel de calle y “toparse” con ese infinito y vertical agujero que parece descender, dibujando círculos concéntricos, hasta el mismo corazón de la tierra. El ruedo, allá abajo, lejano, minúsculo, como el punto central de una diana a la que, acertar desde aquí arriba, sería poco menos que tarea imposible. Me advirtieron de este contraste la primera vez que vine, pero aún así, no dejó de sorprenderme.

Voy pensando en todo ello mientras la camioneta que nos traslada a la plaza, con Aurelio al volante, discurre por Insurgentes. Nuestro destino se acerca y el tráfico se ralentiza. Doblamos a la izquierda, pasamos por debajo de un puente y encaramos la calle secundaria en que se encuentra la plaza. Últimos metros. Control policial. Vía cortada. “Buenas tardes, somos toreros”. “Ok, adelante. ¡Suerte matador!”. A partir de aquí, avanzar se convierte casi en una quimera. La gente golpea los cristales, pide fotos, grita, desea triunfos…se me vienen a la cabeza “llegadas” a otras plazas: Madrid, Valencia, Bilbao, Sevilla… ¡Ronda!...tan distintas y tan iguales.

A duras penas, y con un Aurelio cargado de paciencia, conseguimos alcanzar la bonita y descuidada puerta que da acceso al recinto donde se encuentra la plaza. Una vez dentro de él, nos encontramos con dos pronunciados y descendentes caminos que circunvalan el coso por el exterior para acabar confluyendo en el patio de cuadrillas, situado muchos metros por debajo del nivel de tierra y justo en la parte opuesta a por donde hemos entrado. Las “normas internas de tráfico” dictan que se ha de circular en el sentido de las agujas del reloj, es decir, se desciende hasta el patio bordeando la plaza por la izquierda para luego, al final de la corrida, ascender haciéndolo por la derecha. Pero para esto último, todavía quedan 6 toros y 3 horas de por medio. De momento, toca bajar de la camioneta, saludar a los compañeros, liarse el capote de paseo y salvar, a través del “oscuro túnel”, el desnivel restante hasta poder pisar, ya por fin, el impoluto albero. Viaje al centro de la tierra se llama la película. Toda una odisea.

Magnífico ambiente en la plaza – nos cuentan que la mejor entrada de lo que va de ciclo junto con la de la corrida de apertura de temporada, todo un clásico, y la de José Tomás de la semana pasada - para ver un cartel de lo más atractivo: el Payo – joven y emergente figura local -, Armillita – veterano torero “con sabor” que retorna a los ruedos sólo para la ocasión – y Cayetano – de quien tan buenas noticias llegan del otro lado del “charco” y que, a la vez que confirma alternativa, debuta en México..

Ya comenté que la corrida que en principio venía – Arroyo Zarco – fue rechazada casi en su totalidad y se sustituyó por una de San Isidro. El único lote bueno se lo llevó El Payo y no lo desaprovechó. Armillita hizo un gran esfuerzo con el suyo, “tragando mucho” y dejándonos preciosas pinceladas para el recuerdo. Y Cayetano, a pesar de los toros – y de la espada – se marcha dejando su sello, marca de la casa, y un muy buen “ambiente”. Ovación cerrada al abandonar la plaza.

Subimos deprisa el pronunciado túnel hasta el patio de cuadrillas donde nos esperan Aurelio y su camioneta. Me falta el aire, se nota la altura. Esta vez buscamos la puerta de salida al recinto circunvalando el coso de forma ascendente por su lado derecho - siempre en el sentido de las agujas del reloj -, la gente se vuelve a amontonar sobre los cristales gritando y pidiendo fotos. Ya no desean suerte, ahora dan la enhorabuena. “¡Vuelve pronto Cayetano!”, “¡Te queremos!”. Euforia, calidez, gratitud. El coche avanza despacio entre la muchedumbre. “Qué bonito, qué afición más apasionada”, comenta alguien en la camioneta. Tras 15 “cortos” minutos”, alcanzamos la calle. “Esta pasión, esta cuesta y esta gente son un arma de doble filo. Cuando salen las cosas bien, se agradece. Pero no os podéis ni imaginar lo "lento" que pasan los minutos y lo “largo” que se hace este trayecto cuando no ha habido suerte”. Qué relativo son espacio y tiempo, ¿verdad maestro?…

Insurgentes dirección Polanco a través de calles eternamente atascadas. La aventura azteca, didáctica, enriquecedora, apasionante, poco a poco irá ocupando su lugar en las habitaciones de nuestro pasado reciente. Pero eso será a partir de mañana. Ahora nos espera el hotel y allí, liquidar a la cuadrilla local y poner a lavar el vestido. Luego, una ducha, los amigos y la noche mexicana…que después de casi 4 semanas en este país a base de agua ya va siendo hora de poder saborear un tequilita. ¿No os parece?



Puerta que da acceso al recinto de la plaza. Sus dimensiones desde fuera "decepcionan". Sólo al asomarnos a sus bocas de entrada, tomamos verdadera conciencia de la magnitud del "agujero". Al patio de cuadrillas, situado justo en la parte contraria a esta portada, se llega bordeando la plaza a través de un camino descendente que la circunvala.


El día después desde mi habitación del hotel Presidente: La bandera mexicana del Auditorio Nacional enmarcada entre la chaquetilla y la taleguilla del vestido. Todo un símbolo de estas 3 semanas. Ahora toca recoger. España nos espera...