lunes, 10 de mayo de 2010

La México

La México engaña. Me explico: uno ha oído hablar tanto de ella y de sus colosales dimensiones que, cavada en la tierra en sus dos terceras partes, la primera vez que la contempla desde afuera, no puede más que decepcionarse de su “reducido” tamaño.

Pero esta circunstancia no hace sino multiplicar el impacto que produce en el aficionado, después de haber llegado hasta el recinto sorteando vendedores ambulantes de lo más variopintos y extravagantes, acceder a sus entrañas a través de las bocas de entrada situadas a nivel de calle y “toparse” con ese infinito y vertical agujero que parece descender, dibujando círculos concéntricos, hasta el mismo corazón de la tierra. El ruedo, allá abajo, lejano, minúsculo, como el punto central de una diana a la que, acertar desde aquí arriba, sería poco menos que tarea imposible. Me advirtieron de este contraste la primera vez que vine, pero aún así, no dejó de sorprenderme.

Voy pensando en todo ello mientras la camioneta que nos traslada a la plaza, con Aurelio al volante, discurre por Insurgentes. Nuestro destino se acerca y el tráfico se ralentiza. Doblamos a la izquierda, pasamos por debajo de un puente y encaramos la calle secundaria en que se encuentra la plaza. Últimos metros. Control policial. Vía cortada. “Buenas tardes, somos toreros”. “Ok, adelante. ¡Suerte matador!”. A partir de aquí, avanzar se convierte casi en una quimera. La gente golpea los cristales, pide fotos, grita, desea triunfos…se me vienen a la cabeza “llegadas” a otras plazas: Madrid, Valencia, Bilbao, Sevilla… ¡Ronda!...tan distintas y tan iguales.

A duras penas, y con un Aurelio cargado de paciencia, conseguimos alcanzar la bonita y descuidada puerta que da acceso al recinto donde se encuentra la plaza. Una vez dentro de él, nos encontramos con dos pronunciados y descendentes caminos que circunvalan el coso por el exterior para acabar confluyendo en el patio de cuadrillas, situado muchos metros por debajo del nivel de tierra y justo en la parte opuesta a por donde hemos entrado. Las “normas internas de tráfico” dictan que se ha de circular en el sentido de las agujas del reloj, es decir, se desciende hasta el patio bordeando la plaza por la izquierda para luego, al final de la corrida, ascender haciéndolo por la derecha. Pero para esto último, todavía quedan 6 toros y 3 horas de por medio. De momento, toca bajar de la camioneta, saludar a los compañeros, liarse el capote de paseo y salvar, a través del “oscuro túnel”, el desnivel restante hasta poder pisar, ya por fin, el impoluto albero. Viaje al centro de la tierra se llama la película. Toda una odisea.

Magnífico ambiente en la plaza – nos cuentan que la mejor entrada de lo que va de ciclo junto con la de la corrida de apertura de temporada, todo un clásico, y la de José Tomás de la semana pasada - para ver un cartel de lo más atractivo: el Payo – joven y emergente figura local -, Armillita – veterano torero “con sabor” que retorna a los ruedos sólo para la ocasión – y Cayetano – de quien tan buenas noticias llegan del otro lado del “charco” y que, a la vez que confirma alternativa, debuta en México..

Ya comenté que la corrida que en principio venía – Arroyo Zarco – fue rechazada casi en su totalidad y se sustituyó por una de San Isidro. El único lote bueno se lo llevó El Payo y no lo desaprovechó. Armillita hizo un gran esfuerzo con el suyo, “tragando mucho” y dejándonos preciosas pinceladas para el recuerdo. Y Cayetano, a pesar de los toros – y de la espada – se marcha dejando su sello, marca de la casa, y un muy buen “ambiente”. Ovación cerrada al abandonar la plaza.

Subimos deprisa el pronunciado túnel hasta el patio de cuadrillas donde nos esperan Aurelio y su camioneta. Me falta el aire, se nota la altura. Esta vez buscamos la puerta de salida al recinto circunvalando el coso de forma ascendente por su lado derecho - siempre en el sentido de las agujas del reloj -, la gente se vuelve a amontonar sobre los cristales gritando y pidiendo fotos. Ya no desean suerte, ahora dan la enhorabuena. “¡Vuelve pronto Cayetano!”, “¡Te queremos!”. Euforia, calidez, gratitud. El coche avanza despacio entre la muchedumbre. “Qué bonito, qué afición más apasionada”, comenta alguien en la camioneta. Tras 15 “cortos” minutos”, alcanzamos la calle. “Esta pasión, esta cuesta y esta gente son un arma de doble filo. Cuando salen las cosas bien, se agradece. Pero no os podéis ni imaginar lo "lento" que pasan los minutos y lo “largo” que se hace este trayecto cuando no ha habido suerte”. Qué relativo son espacio y tiempo, ¿verdad maestro?…

Insurgentes dirección Polanco a través de calles eternamente atascadas. La aventura azteca, didáctica, enriquecedora, apasionante, poco a poco irá ocupando su lugar en las habitaciones de nuestro pasado reciente. Pero eso será a partir de mañana. Ahora nos espera el hotel y allí, liquidar a la cuadrilla local y poner a lavar el vestido. Luego, una ducha, los amigos y la noche mexicana…que después de casi 4 semanas en este país a base de agua ya va siendo hora de poder saborear un tequilita. ¿No os parece?



Puerta que da acceso al recinto de la plaza. Sus dimensiones desde fuera "decepcionan". Sólo al asomarnos a sus bocas de entrada, tomamos verdadera conciencia de la magnitud del "agujero". Al patio de cuadrillas, situado justo en la parte contraria a esta portada, se llega bordeando la plaza a través de un camino descendente que la circunvala.


El día después desde mi habitación del hotel Presidente: La bandera mexicana del Auditorio Nacional enmarcada entre la chaquetilla y la taleguilla del vestido. Todo un símbolo de estas 3 semanas. Ahora toca recoger. España nos espera...

7 comentarios:

  1. Pues si que vienes con las pilas cargadas eh!!!, a si da gusto.
    Me ha sorprendido la construcción de la plaza, que raro, ¿es la única así?, aunque bueno pensandolo bien, si con las dimensiones que tiene, la hacen a ras de suelo...
    Que bien que sigas poniendo fotos, ya veo que no parece la misma plaza por fuera que por dentro, la última foto me parece super original, y por lo del tequila, me parece fenomenal, que no todo va a ser trabajar.
    No se si tendré la oportunidad de saludarte el domingo en Valladolid, pero allí estaré.
    Besos.

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  2. Hola Ramiro: menos mal!por fin podemos calmar el síndrome de abstinencia que ya estaba a punto de D.T.(delirium tremens).- Lo describes tan bien que parecía que íbamos "mismamente"por las calles que van al coso y luego en la propia plaza circulando por sus túneles en sentido horario para entrar y antihorario para salir.- Debe tener su punto de alucine ver semejante coloso y para un torero y su cuadrilla ha de ser una experiencia única.- Nos imaginamos lo relajaditos que os tomasteis esos tequilitas después de pasar el fielato del debut y confirmación en semejante plaza; os lo mereciais con todos los derechos.-
    Esperamos y deseamos poder acompañaros en el próximo viaje a Méjico para disfrutar de las mismas sensaciones y....... tequilitas.- Con todo el cariño se siempre.- Los mijeños

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  3. Buenas noches Ramiro, da vértigo leer tu experiencia, que barbaridad todo tan enorme, no me quiero ni imaginar los pensamientos del Matador ,menos mal que todo salió bien ¿te imaginas salir de esa plaza como algún matador en España ¿escoltado por la policía ,como para escapar vivo.
    UN BESAZO

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  4. Hola Ramiro!

    Inicio la lectura de tu blog como si de un buen libro se tratara, que engancha e hipnotiza.

    Me gusta mucho tu capacidad de descripción, que no sólo demuestra lo buen observador que eres, sino también que para saber contar hay que saber sentir...
    Tus palabras me han emocionado...

    Gracias por dedicar parte de tu tiempo en transmitir todos estos momentos tan especiales, que permiten , en mi caso, “desconectar de mi mundo” para conocer y aprender de “otro mundo”, del cual no tengo la oportunidad de compartir, disfrutar todo lo que quisiera.
    Los enlaces son interesantes ya que ayudan a tener más información.

    Me gustaría, con tu permiso, seguir este maravilloso viaje...

    Un abrazo
    María Ángeles

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  5. Menenval, yo creo que La México es única.

    Mijeños, torear en esa plaza supongo que debe ser un sueño para cualquier torero. En cuanto a lo de venir a México la próxima vez que vayamos, ojalá podáis...

    Malena, salir de La México una tarde que te ha ido mal, no debe tener nada que envidiarle a hacerlo en Las Ventas,Ja,ja!

    María Ángeles, siempre es un placer recibir gente nueva por aquí. "Para saber contar hay que saber sentir"...no sé si ese es mi caso, pero me encanta la frase. Tomo nota, que diría Juncal ;-) Lo de los enlaces, creo que fue una buena idea que vengo haciendo desde hace unos meses. En cuanto a lo de "seguir el viaje", encantado de que lo hagas. Nada me gustaría más que ver este cochecuadrilla como un seiscientos de los 60' camino de Benidorm un 1 de Agosto, ja,ja! Bienvenida!!

    A todos, como siempre, muchas gracias por estar ahí.

    Besos y abrazos.

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  6. Joder, Ramiro. Es que ahora nos "vomitas" todo esto y yo necesito calma para leerte. Esa es una manera de decirlo, porque otra sería que soy un vago. Me quedo con la relatividad del espacio y el tiempo dependiendo de las circunstancias. Creo que - inconscientemente - has cuestionado con criterio a Einstein y su relativa relatividad. Y me he asfixiado imaginando la falta de aire por la altura. Pero... ¿No estábais entrenando también en altura?
    P.D.: Tengo algo que comentarte. Hasta pronto.

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  7. Imanol, la verdad es que te estaba echando de menos por aquí. Ese tema de la relatividad, el espacio y el tiempo, deberíamos discutirlo alrededor de una botella, no crees? Y, en cuanto a lo de la altura...yo no debí entrenar demasiado...

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