jueves, 13 de mayo de 2010

Rumbo a Manizales

Lunes, 4 de Enero de 2010

Madrid nos despide con el mismo humor que nos recibió hace 3 semanas, es decir, con lluvia, frío y niebla. Reencuentro con los compañeros - nos vuelven a acompañar Aitor Sánchez y José Antonio Carretero -, comentarios sobre las navidades y 10 horas por delante para comer, dormir, leer, ver películas…y, sobre todo, aburrirnos mucho.

Llegamos a Bogotá a eso de media tarde. Una voz cansina y tediosa nos anuncia a través de los altavoces que, el vuelo a Pereira, a 1 hora de Manizales en coche dirección sudoeste, saldrá con más de 2 horas de retraso. Comemos algo en el aeropuerto, más por matar el tiempo que por hambre, y nos dirigimos a la puerta de embarque a seguir esperando.

50 minutos después del despegue, el avión de hélices en que viajamos procedente de Bogotá, toma tierra en Pereira. Allí nos esperan Rogelio Caballero y sus hijos - Álex y Cristian -, magníficos mozos de espadas que atienden a la mayoría de los toreros de fuera a su paso por este país. En una perfecta labor digna del mejor jugador de tetris, consiguen hacer entrar el voluminoso equipaje que llevamos en la vieja furgoneta de transporte escolar que nos va a trasladar.

Una hora más tarde, y tras sortear un accidentado camino de cordillera a través de la noche andina, llegamos por fin a nuestro destino: el hotel Termales El Otoño a las afueras de Manizales. Han pasado casi 24 horas desde que salimos de Barajas - o lo que es lo mismo: 2 aviones y una camioneta escolar aderezados con un trozo de carretera de montaña y una pizca de retraso – cuando escribo estas líneas desde mi habitación del hotel. Es la 1 de la madrugada en Colombia - 7 am en España -, en Madrid seguirá lloviendo mientras la M-30 - no me acostumbro a eso de Calle 30 – estará comenzando a poblarse un día más de conductores cabreados camino de la oficina. Pero la Cibeles queda lejos y en esta orilla ahora toca dormir…aunque, con el jet lag, seguro que a las 6 am coincidimos todos, sin acordarlo, en la puerta del comedor esperando que lo abran para poder desayunar. Pura compenetración profesional.

5 comentarios:

  1. Hola!

    Muchas gracias Ramiro,seré buena compañera para tod@s!

    Tener la oportunidad de viajar te nutre de experiencias y sensaciones, se conocen otras culturas, pero es cierto, tal como lo narras, a todo ello se une el cansancio, agotamiento.

    Menos mal que el esfuerzo vale la pena por la recompensa profesional y personal!

    Un beso!
    María Ángeles

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  2. que bueno! me han encantado estas ultimas tres entradas, por desgracia no puedo leer todo lo que quisiera, por lo que días como hoy, me leo tres de un tirón. Malo por no dosificarlo diariamente y tener pequeñas alegrías y bueno por el atracon de buenas historias que me meto en un momento!
    besos EM

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  3. RAMIRO PARA QUE ALGUNOS SE CREAN QUE EL MUNDO DEL TORO ES JAUJA, ESTAS EXPERIENCIAS DEBERIAN SABERLAS LOS AFICIONADOS, QUE ABUCHEAN Y NO ENTIENDEN QUE PONERSE DELANTE DE UN BRAVO ES MAS QUE VESTIRSE DE LUCES, A MI ENTENDER ES DURO, TAMBIEN BONITO PERO HAY QUE SER COMPRENSIVO CUANDO NO SE TOCA PELO.
    UN BESAZO Y OTRO A CAYE

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  4. Jo Malena que razón llevas, el problema es que en la plaza a mas "enterao" que "aficionao" algunas veces, y cómo dice mi padre cuando escucha esa idioteces de algunos en la plaza - me gustaria verlos a mi delante de un bicho de 500 kilos- seguro que no les daria tiempo a hablar tanto!!!!
    La suerte que tenemos algunos pocos de saber lo que hay detras y la dedicación que tiene una cuadrilla.

    Un besazo Ramiro y sigue contando.....algun dia te subiras al 600 tranquilo a Benidorm pero por ahora...sigue en el cochecuadrilla porfa!!!

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  5. María, es cierto que el viajar tiene sus inconvenientes, pero se compensa con creces con lo que enriquece. Y en mi caso, además, se une el trabajo...creo que me puedo sentir un privilegiado.

    EM, si te sirve para desconectar de vez en cuando, bienvenidas sean las entradas!

    Malena, una de los motivos que me llevó a hacer lo del blog, fue dar un poco a conocer a la gente "de a pie" el mucho trabajo y sacrificio que hay detrás de cada torero. Si algo de eso va quedando reflejado, ya me doy por satisfecho.

    Carol, todo un sabio tu padre ;-) Y de lo del seiscientos, no me digas que no tenía arte cómo se conseguía encajar a tanta gente y con tanto equipaje en un vehículo tan pequeño y para un viaje tan largo...y todos tan feliz!!!

    Gracias por seguir ahí!

    Besos y abrazos para todos!

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