martes, 11 de agosto de 2009

Varados en Sevilla

Es casi un axioma en el mundo del toro, que los toreros, en Agosto, donde deben estar es en las plazas. Yo añadiría que no lo es menos que, a nosotros, por unas razones o por otras, siempre, por estas fechas, nos toca parar unos días (¡os quiero ver a todos los supersticiosos tocando madera ahora mismo para que esto no vuelva a ocurrir!). Otros años fueron cogidas (gajes del oficio), este año una enfermedad.

La cuestión es que, nuestro torero, comenzó a sentirse mal el domingo por la noche y el lunes lo ingresaron en la clínica Sagrado Corazón de Sevilla. El martes por la mañana, Curro Vázquez (el apoderado) y yo nos cogimos un Ave desde Madrid. Se ha hablado de neumonía, de un fuerte enfriamiento…el caso es que, entre mucha fiebre, vómitos, tos, antibióticos y pruebas, estuvo ingresado hasta el viernes pasado.

Curro y yo montamos el cuartel general en un hotelito cercano a la clínica y de ahí nos dábamos 2 ó 3 paseos diarios hasta el Sagrado Corazón para ver como iba evolucionando el torero. Ya os podéis imaginar Sevilla en Agosto: calor abrasador y ni un alma en las calles salvo algún “gorrilla” aburrido en la puerta del Hospital “Vírgen del Rocío” (pasábamos por la entrada cada vez que íbamos camino de la clínica). Hay un tramo de la calle Manuel Siurot que, os puedo asegurar, lo podría recorrer con los ojos cerrados de memoria. No exagero. Si queréis un día hacemos la prueba ;-))

La crónica de un día cualquiera de la semana pasada en Sevilla podría ser la siguiente: desayunar en el hotel por las mañanas, paseíto por Manuel Siurot hasta la clínica a ver cómo evolucionaba el enfermo, al mediodía a comer algo y a descansar al hotel (¿qué se puede hacer en Sevilla a esas horas en Agosto?). A media tarde vuelta a la clínica de visita, luego a cenar y al hotel nuevamente a dormir hasta la mañana siguiente. Eso sí, durante unos días debo haber sido la persona más informada de España: por las mañanas arrasaba con todos los periódicos que había en el lobby y a la hora de la siesta, tumbado en la cama con el aire acondicionado a tope, me los devoraba. Lo mismo da que fueran locales que de ámbito nacional o deportivos. Sólo una excepción, los económicos, que no puedo con ellos. Lo que hace el aburrimiento…

Allí estuvo pendiente de nosotros mientras pudo, nuestro buen amigo Poli Gallardo. Con él compartimos Curro y yo, aparte de horas de hospital, alguna que otra tertulia pos-cena de lo más interesantes.

Por quedarme con algo positivo, destacaría dos cosas: Las comidas en el “Mara” (“caedero” habitual nuestro cuando estamos por Sevilla. A pocos metros del hotel y cerquita del campo del Betis, para situaros. Muy buen pescado y marisco) y los paseos de vuelta de la clínica al hotel por las noches oliendo a jazmín y azahar…


El caso es que ya le dieron el alta para que siguiera la recuperación en casa y el domingo nos subimos a Madrid. Todavía se encuentra muy débil (es normal después de tantos días con fiebre muy alta y de haber estado atiborrado de antibióticos), pero ya sabéis que los toreros “están hechos de otra pasta” y quiere reaparecer cuanto antes. Esta tarde va a tentar unas vacas, mañana quiere ponerse delante de un toro y, si todo va bien, el viernes reaparecía en Gijón.

En el camino se han quedado Palma de Mallorca, El Puerto de Santa María y San Sebastián. ¡Que todos los problemas sean éstos! Ya os iré contando.

En fin, esta fue la crónica de unos días de Agosto que pasamos “varados en Sevilla”…

4 comentarios:

  1. Mi queridísimo Ramiro,¿pero como puedes darme tanta envidia en unas palabras?,paseos por Sevilla olor a jazmín y azahar,sabes como me encantaría andar por esas maravillosas calles.Lo negativo el motivo de los recorridos monótonos,me fastidia esa paradita pero tranquilos y "tocando madera" ya verás como el Maestro nos deleita, los dos meses que faltan,con grandes alegrias y para mi la mayor, es que aunque no se habran todas las Puertas Grandes,si habra todos los dias, las de su casa y los aburridos hoteles.
    Por cierto, no conozco el restaurante Mara,pero yo que no soy carnívora, soy más de pescado (el marisco con estos tiempos ni te lo nombro)jajaja...."bueno los langostinos que valen menos que un buen entrecot"cuando pueda bajar a mi amada Sevilla iré,yo suelo ir al Robles de calle Placentines,al Pando en San Eloy y al Tres de oros en Santa Maria la Blanca( Puerta la Carne)creo lo conocereis.
    Bueno Ramiro mi niño,no te preocupes que yo llevo "varada" 10 dias en casa en estos dias de agosto,ah.... por cierto lo de "varada"suena a animal marino jaja....de momento no llego....
    UN BESAZO ARTISTA Y ANIMOS AL MAESTRO Y AL OTRO MAESTRO VETERANO NUESTRO QUERIDO CURRO.

    ResponderEliminar
  2. Acabo de meterme en google haber donde está el restaurante Mara y he visto que esta al lado de Genaro Parladé,Ramiro cuantas cartas hemos enviado a esa calle hace varios años,que nostalgia da mirar atrás (creo sabes por donde voy).CUIDATE Y RECUERDOS DE ALFREDO,RUBEN Y TATIANA.

    ResponderEliminar
  3. Lo primero: he tocado madera nada más leerlo.
    Yo no sé para que lo escribo a veces para decir algo que ya te he comentado antes. Bueno, sí que lo sé. Porque un comentario es una constancia del seguimiento del blog y al "bloguero" (habrá que buscar otra palabra porque esta no me gusta), le da ánimos para seguir. Pero ya me da pena no habernos cruzados en San Sebastián, pero lo que dices, que todos los males sean ésos.
    Y si hasta Ronda no se cruzan nuestros caminos, que se crucen las letras. Llévame ese libro.

    ResponderEliminar
  4. Me están encantado tus posts Ramiro, o "artículos" q diría Imanol... Jijiji
    Me imagino el calor q habrás pasado en Sevilla, en agosto Sevillita pá los Sevillanooosss!!! :p
    Una pena no haber coincidido por allí contigo para habernos tomado al menos una cerveza fresquita, en otra ocasión quizás...
    Un beso de los grandes!

    ResponderEliminar