Hubo un tiempo en que Almería estaba llena de personajes entrañables. Eran taurinos de otra época, cargados de anécdotas como para escribir varios tomos del Cossío, que se acercaban por la mañana al sorteo buscando compartir un instante con su amigo Curro Vázquez, compañero de tantas tardes…
Recuerdo a Curro en el desayuno diciéndome “aquí hay que intentar sacar más pases de callejón y de servicio”. Eran personajes como el “Chabola”, Juan Luis de la Rosa o el "Laly".
Riojano de nacimiento, el "Chabola" había llegado a hacer de mozo de espadas de Dominguín. Cuentan una anécdota muy graciosa de él, con su metro cincuentaypocos, intentando ponerle la coleta a un espigado Luis Miguel. Pero si hay alguien a quien ha quedado unido para siempre su figura, es al "Niño de la Capea", de quien fue su fiel mozo de espadas, hombre de confianza y de quien hizo incluso de apoderado en México, en donde se instaló a vivir durante cierto tiempo. En esa época ganó tanto dinero como gastó. En los últimos años, aquejado de una enfermedad bronquio-pulmonar severa, buscó el clima cálido y seco de Almería para retirarse. Lo recuerdo cercano, afable, siempre dispuesto a dar un buen consejo con el débil hilo de voz que le iba quedando: “Ramirito, yo al principio era igual que tú, intentando atender a todo el mundo, no te compliques la vida con el tema de las entradas”, me decía con una sonrisa cargada de experiencia. Cada año me llamaba en cuanto salían los carteles de Almería: “Ramirito, no te preocupes por el hotel de aquí que ya te lo arreglo yo que tengo mano”.
Otro personaje era Juan Luis de la Rosa. Decano de los toreros almerienses, a sus 80 años, todavía conservaba el porte y la elegancia de los taurinos antiguos.
Y por último, el "Laly". Reconozco que cuando me lo pesentó Curro Vázquez una mañana en la plaza de toros de Roquetas, tuvo que remarcarme que era banderillero. Con la figura más cercana a la de un vendedor de cassettes de mercadillo que a la de un torero, formaba parte junto con el "Pali" y el "Jaro", de la peculiar pero eficiente cuadrilla que en algún momento llevó Curro Vázquez.
Cuando llegaba Almería, a fines del intenso mes de Agosto, después del sorteo, Curro se los llevaba a todos a comer a algún restaurante del centro y, por unas horas, ellos conseguían que aparcara el estrés y las preocupaciones propias de la temporada y que riera relajado.
Pues bien, de un par de años a esta parte, todo ese mundo desapareció: "Chabola" y Juan Luis de la Rosa murieron en el transcurso de pocos meses y el "Laly" se esfumó sin dejar rastro, de momento.
Almería sin ellos es menos alegre…
Estado de Alerta: Aute
Hace 4 años
Qué buena tu nota de Almería con esos personajes tan entrañables y desgraciadamente irrepetibles.- Eres un privilegiado por haberlos conocido y tratado antes de que desaparecieran; con el Chabolo he llegado a emocionarme como si lo hubiera conocido.- Gracias por contárnoslo.- Angel Mijas
ResponderEliminarVaya vida llena de anécdotas, aventuras y momentos intensos se llevaron seguro a la tumba. Así me quiero ir yo, viejecito, pero con la vida bien vivida y disfrutada.
ResponderEliminarRamiro me has dejado muda,preciosa crónica,pero triste,como es la vida,menos mal que hay personas que siempre dejan huella.
ResponderEliminarUN FUERTE ABRAZO
Un AbraZoo de Madrugada. Te seguimos, aunque sea a estas horas tan extrañas. Nos vemos en Feria. El Majadero de NY.
ResponderEliminarEl del primer párrafo - lo habrás notado por su pobre léxico - era el barburo. Estamos ya cerrando la fecha y hora para partir hacia Ronda. ¡Que se prepare la feria para nuestro triunfo y la Goyesca para la de Cayetano!
buena!
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