lunes, 31 de agosto de 2009

Almería

Hay dos detalles que me encantan de la plaza de toros de Almería: la ovación que le brinda el público a los toreros una vez acaba el paseíllo y el colorido que dan los mantones que cuelgan las damas de balconcillos y barreras.

Por la mañana, en el sorteo, un hombre mayor que afirma haber sido "capitalista" (así se suele llamar a las personas que sacan a los toreros a hombros) tiempo atrás, me cuenta anécdotas desordenadas mientras espero al empresario para recoger los pases. Relata con cierta nostalgia cómo antiguamente los chiquillos inventaban mil y una triquiñuelas para “colarse” en la plaza; dice que, en el año 76, escalando un muro que me señala con el dedo, se mató un joven que resbaló. Asegura también haber sacado a hombros en alguna ocasión a Paquirri y haberlo llevado en volandas, turnándose con otros compañeros, calle Granada abajo hasta el Gran Hotel.

Una vez terminadas mis tareas en la plaza, regreso al hotel dando un paseo por la avenida García Lorca. En la rambla central, los puestos de artesanía en forma de pequeñas jaimas se entremezclan con las palmeras. Cada tanto, grandes carpas blancas en que se celebran curiosos campeonatos de futbolín o de scaléxtrix.

Es cerca de la 1 de la tarde cuando llego al Gran Hotel. Mucho jaleo, mucha gente, mucho ruido. Como con la cuadrilla y subo a dejar todo listo en la habitación del torero (“montar la silla”, dejar puesta la “capilla”...). Está contento, Málaga y Cuenca salieron bien, queda hoy Almería para acabar de rematar estos tres días seguidos. Se asoma un instante al balcón, el viento agita violentamente las palmeras del paseo, esto le preocupa y me lo comenta, “en la plaza no se nota tanto”, le contesto con poca convicción. Luego me voy y lo dejo descansando. A los 15 minutos me llama, me dice que en esa habitación es imposible dormir. Tiene razón, el mismo hotel ha montado justo debajo una caseta en la que una orquesta no para de tocar sevillanas y canciones de Bisbal a un volumen descomunal. Bajo a recepción, explico la situación y solicito que lo cambien, me dicen que a las seis y media cortan, a las seis y media estamos nosotros ya en la plaza, les contesto. Me dicen que sólo le pueden dar una habitación más pequeña y con peores vistas, les digo que primero tranquilidad, luego tranquilidad y por último, si puede ser, amplitud y paisajes.

En cuanto a la corrida, como era previsible, molestó bastante el aire y una nueva puerta grande que se le escapa por la espada.

2 comentarios:

  1. Fuí a la plaza y la verdad es que me marché con mucha pena pero me la quité en Linares, que faena ¡enhorabuena!.
    Por cierto, ya sé que lo de quedarse en el Gran Hotel es tradición pero...¡¡será por hoteles!!todos los años ponen la caseta en la piscina, es para que lo sepais para el año que viene (seguro que volveis).
    Un besote y cuentame algo de Linares, no??que para eso me he pegado un buen viajecito para veros en las dos plazas nene, por cierto, llevas al torero muy arregladito y muy guapo, tengo que felicitarte, supongo que tener los trajes impecables en tan poco tiempo será complicado.

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  2. Ramiro, me gustaría saber como se "traga" uno el no decir o llamemoslo ocultar o minimizar,el viento,los kilos o los pitones que tú vives acompañado de la cuadrilla,pero en tú caso, mucho mas intimo al estar siempre a su lado,creo que no tienes ue pasarlo muy bien.
    Referente al tema hotel,ME PARECE VERGONZOSO,un hotel taurino no tenga el buen hacer, de ofrecer tranquilidad,que dejen las charangadas a partir de las 19 horas,no creo haya mucho "bailarin" y más con calor,a la hora de la siesta.
    El tema vestido y matadores,te diré es fundamental un buen MOZO DE ESPADAS,te podría numerar más de una docena matadores, que van echos un adefesio,CAYE va muy bien,no es hacerte la pelota,pero a ti se te ve en el callejón pendiende lo que pasa en la arena (hay otros se dedican a ver los tendidos).
    UN BESAZO Y CUIDAROS

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