Brihuega, el Carlos III y las migraciones estacionales

Domingo, 10 de Abril de 2011


Todos los años, coincidiendo con el inicio de la primavera y por unas horas, Brihuega sufre la invasión de unas aves de paso provenientes de otras tierras.

Desde por la mañana temprano comienza a contabilizarse en el pueblo la llegada de elementos foráneos. El centro neurálgico de reunión, el abrevadero, como no, es el bar Carlos III. En su parte izquierda, la de la barra, los ejemplares autóctonos que acuden allí habitualmente a saciar su sed, se irán mezclando, sin confundirse, con los de tránsito, fácilmente distinguibles por su perfecto acicalamiento y forma de comportarse.

A esas horas, 10-11 am, la zona de la derecha sufre una pequeña transformación. Un precario biombo servirá de punto de delimitación del minúsculo espacio reservado a la improvisada taquilla. Una de las dos ventanas enrejadas que da a la calle, hará las veces de ventanilla a través de la cuál se venderán y repartirán las entradas.

Sobre una mesa de esa misma región derecha, y sin ningún tipo de aislamiento protocolario, se establecerá también la “oficina” a la que acudirán los mozos de espadas a mediodía a recoger el adelanto económico, los pases de callejón y a organizar el tema de las entradas encargadas que, en Brihuega, debido a la proximidad de Madrid y al caché que ha tomado desde hace unos años a esta parte la corrida de la primavera, suele ser bastante complejo.

Previendo el colapso de las bellísimas calles de piedra de la ciudad, las autoridades incluso llegarán a cortar por unas horas el acceso de los vehículos motorizados al municipio. Entre las 4 y las 8 de la tarde, la colonia de individuos se multiplicará por 3 ó 4. Luego, con la caída del sol y el finalizar de la corrida, tendrá lugar la desbandada organizada. Y el jardín de la Alcarria recuperará su tranquilidad y su población estable habitual hasta la llegada de la primavera del siguiente año…si el ciclo de la vida y el tiempo no lo impiden.

Bar Carlos III. 10 am. Su ventana derecha servirá, por unas horas, de improvisada taquilla. En su interior, al mediodía, se mezclarán mozos de espadas trabajando con curiosos con ganas de divertirse, el sonido de la máquina del café con el del contar de billetes, la barra del bar con la oficina, las prisas con la calma...

Morante, Manzanares y Cayetano...cartel de lujo para la tradicional corrida de la primavera de Brihuega.