Madrid todavía olía a resaca electoral cuando arrivamos hoy al mediodía. Por las calles veraniegas, nos cruzamos con gente que pasa comentando los resultados de ayer como si de un lunes post-fútbol cualquiera se tratase mientras desde los laterales del bus y las marquesinas del metro, las fotos retocadas de tipos encorsetados que te miran y sonrién, se van quedando obsoletas tan rápidamente como los eslóganes que las acompañan. La vida continúa.
A media tarde me dirijo a casa del torero. Penúltimo repaso a las entradas, algunas indicaciones de última hora y me marcho llevándome el vestido que estrenará mañana – ¡le queda bien! – y dejándole trastos para que entrene al levantarse. Me dice que se irá al cine y luego a dormir. Le digo que cualquier cosa que me llame y sonrío…sé que verá la película sin verla, sé que tratará de dormir sin dormir…
Bueno, me imagino que sería un alivio ver que el traje le queda bien, en ese sentido, uno está más tranquilo, pero por el resto ya me imagino como se puede estar, con la cabeza en todos sitios... y en ninguno.
ResponderEliminarAhora, no te imagino de vuelta a casa en el metro con el traje!!!!!! jajaaja .
Besos.
El traje era maravilloso, esta temporada luce unos bordados preciosos y completamente de acuerdo contigo, al cine iría pero seguro que no sabe contarte lo que vio.
ResponderEliminarUN BESAZO Y CUIDAROS
Menenval, yo tampoco me imagino así!! ;-) aunque normalmente utilizo fotos mías para ilustrar las notas, ésta del metro en particular la saqué de internet...:-(
ResponderEliminarMalena, los bordados de este año suelen estar sacados de fotos antiguas de su abuelo y su padre...
Besos y abrazos para todos!!
Gracias!!!