miércoles, 28 de octubre de 2009
Baza, Zújar y La Alcanacia
Los hoteles se suelen reservar con mucha antelación, ya que nosotros necesitamos unas 7 habitaciones y es frecuente que las corridas coincidan con fiestas locales de mucha demanda hotelera. En este sentido, las ciudades grandes son menos problemáticas en general; pero en los pueblos pequeños, que habitualmente disponen de poca oferta, si la reserva no se hace con tiempo, el asunto se puede complicar. Y Baza no fue una excepción. Cuando llamé para hacer la reserva, allá por principios de Julio, en el hotel donde suelen parar cuadrillas y toreros me dijeron que estaban completos para esas fechas porque, además de las fiestas, tenían una boda que había bloqueado todo el hotel.
Esto me hizo tener que moverme en busca de otra alternativa. Indagué por Internet y encontré un par de hoteles en el mismo Baza, pequeños y con buena pinta pero ninguno disponía de 7 habitaciones libres. Aunque en el último que llamé me pasaron el dato de uno que parecía interesante. Un poco lejano sí – a unos 20 minutos de Baza – pero tranquilo. Tras analizar los pros y los contras, decidí hacer la reserva allí.
Situado en la zona de los Baños Termales de Zújar, a unos 5 km. del pueblo homónimo, se haya el hotel rural La Alcanacia, que toma su nombre de una antigua fuente situada en los alrededores del pueblo. Sus 18 habitaciones, cada una de ellas decorada de una manera distinta, se disponen en torno a un patio central mezcla de casa andaluza y estancia colonial. Completan el edificio una preciosa sala de lectura, un spa y un comedor desde donde poder saborear deliciosos manjares disfrutando de sus maravillosas vistas del embalse del Negratín a través de sus ventanales.
Sus dueños, Carlos y Gregorio, uno músico y otro actor, uno granadino y otro barcelonés, con una amabilidad y una educación exquisita, me muestran cada rincón del hotel con el orgullo de un padre que habla de su hijo. Llevan tiempo con el proyecto. Poco a poco lo van mejorando, lo van ampliando. Lugar ideal para perderse y desconectar. ¡Ni siquiera hay cobertura!
En lo taurino, la corrida no acabó de servir en general. Como detalle negativo, esa tarde compartíamos cartel con Alejandro Amaya, joven torero mexicano que al día siguiente partía hacia Las Vegas para tomar parte en el primero de los controvertidos festejos que tenía programados el polémico Don Bull. Una cornada muy fea le impidió acabar su actuación y, por desgracia, viajar para América. Me cuentan que su recuperación ha sido buena..
Tras la corrida, con un sabor amargo por el percance, regresamos al hotel. Ducha, cena y partir rumbo a otra ciudad. Al despedirme de Carlos y Gregorio, no puedo evitar hacerles una pregunta que ronda mi curiosidad desde hace unas horas: ¿Cómo dos tipos con esas profesiones – uno músico y otros actor – en la flor de su edad productiva – en torno a los 40 años – lo dejan todo en una gran ciudad para venir a instalarse en un entorno rural, aislado y lejano, para apostar por un proyecto bonito pero que les aleja de sus ocupaciones originales? Se miran y sonríen, noto que no soy el primero que les pregunta lo mismo. “Es que el hotel es sólo una parte de un proyecto a más largo plazo. Nuestra idea es poder llegar a organizar en algún momento un festival musical o quizá cinematográfico…en cualquier caso, un proyecto más ambicioso relacionado con la cultura en este precioso entorno rural. Poquito a poco. Ya veremos”. Mensaje recibido. Me gusta esta gente. Estaremos pendientes…
http://www.alcanacia.com/
Próxima estación: Parla.
Detalle de mi habitación en La Alcanacia.
sábado, 17 de octubre de 2009
Esplá, Tin y el "Lucense"
Hay muchas razones, tanto profesionales como humanas, por las que podría decir que su retirada supone una gran pérdida para la fiesta, pero hoy quiero hacer referencia a una de ellas en especial: no llegar a conocer más en profundidad a su fiel mozo de espadas, el “gran” Tin, como lo suele llamar nuestra común amiga Anya. Especie de Alter ego del maestro después de tantos años juntos – todo el mundo pregunta si son hermanos –, cuando hemos coincidido en un callejón, aparte de su calidez humana, siempre me ha regalado alguna anécdota que echarme al alma. En Valladolid, por ejemplo, entre toro y toro, me obsequió con una preciosa:
Había, hace años, un hostal en frente de la plaza donde solían parar las cuadrillas, que no los matadores, cuando toreaban en la ciudad. Era uno de esos establecimientos de antaño con baño comunitario en los pasillos y escasa confortabilidad. A pesar de su precariedad, parece ser que preparaban muy bien los caracoles, una de las debilidades del maestro Esplá. El caso es que esto debió llegar a oídos de los dueños y todos los años, cuando arribaban a Valladolid para torear en la feria, le tenían preparada al mozo de espadas una caja para que se la hiciera llegar al maestro. Tin no me explicó si por una cuestión de deferencia o de simple sencillez personal – seguramente las dos cosas –, pero el caso es que el maestro también llegó a alojarse con la cuadrilla en el Hostal Lucense en alguna ocasión.
La anécdota estuvo varios días rondándome la cabeza, tenía curiosidad por conocer algo más sobre aquel “romántico” lugar. Así que una tarde que andaba aburrido, con el espíritu de un explorador en busca de mundos ignotos, introduje “hostal lucense Valladolid” en el Google. Una cierta impaciencia recorrió mi cuerpo mientras esperaba que el buscador “escupiera” sus resultados. Al cabo de unos segundos, palabras como “TSJ”, “bloqueo”, “edificabilidad”, “desacuerdo”, “vecinos"… me dieron mal presentimiento. Eché un vistazo rápido a todos los titulares y, sin saber el porqué de mi elección, pinché en uno cualquiera de ellos. A medida que avanzaba por el texto, mi curiosidad se iba tornando decepción. Resulta que “El Lucense” llevaba varios años cerrados y en un estado ruinoso. La causa, un desacuerdo especulativo entre vecinos. Me puse a indagar entre las pocas fotos suyas que encontré en Internet. Y, aunque pequeñas y de mala calidad, esto no impidió que me imaginara en ellas a un grupo de aficionados en la puerta esperando para ver partir a las cuadrillas camino de la plaza o a unos banderilleros sudorosos comentando las dificultades del segundo toro de la tarde - “¡Cómo esperaba el cabrón!" -, mientras descendían de la furgoneta de regreso al hostal. Es curioso, pero incluso llegué a sentir nostalgia de algo que nunca viví, de un lugar que ya nunca llegaré a conocer. Volví a mirar las fotos intentando descubrir detalles nuevos. El edificio no parecía tener ninguna característica arquitectónica especial. Algún día, una razón poderosa llamada dinero, hará que los vecinos se pongan de acuerdo. Entonces, como en Cinema Paradiso, un escuadrón de máquinas sin alma invadirá las entrañas del Lucense sepultando los recuerdos para siempre, mientras un minúsculo grupo de personas contempla la escena desde la acera de enfrente. El edificio se irá convirtiendo poco a poco en un amasijo de hierro y cemento. Y entre nubes de polvo y el estruendo de muros al caer, quizá algún viejo sentimental derrame una lágrima en silencio. Será ley de vida. Como en Cinema Paradiso.
Foto: Anya Bartels-Suermondt
De izquierda a derecha: Tin, Ramiro Curá y Nacho Lloret (abogado de Simón Casas) en la plaza de toros de Málaga (Agosto de 2009).
Hostal Lucense
jueves, 15 de octubre de 2009
Valladolid
Por la mañana, en el sorteo, “tropiezo” con añejos personajes de la Valladolid taurina como “Cachichi” - mozo de espadas que lo fuera de toreros como Roberto Domínguez o Julio Robles - o Manolo Sánchez padre, siempre disimulando su mirada de pícaro tras el humo de un cigarrillo. Qué de anécdotas no tendrán entre los 2…
Al finalizar, vuelta al hotel, al precioso AC Palacio de Santa Ana, a orillas del Pisuerga, donde “velaremos armas” hasta la hora de la corrida.
Llega el momento. Tarde buena y de mucha expectación. En el callejón, Juan Diego, torero salmantino con tantas cualidades como falta de suerte; En una barrera, Manolo Sánchez hijo; Y sobre el albero, Esplá – que hoy se despide de la afición vallisoletana -, Manzanares y Cayetano, que esa tarde cuajaría, sin duda, una de sus mejores actuaciones de la temporada. De hecho, a la postre, se llevaría todos los trofeos al triunfador de la feria.
http://www.youtube.com/watch?v=NCx4r8-lUgc&feature=related
Seguimos por buen camino…
sábado, 10 de octubre de 2009
Terna de toreros de tinta
- En la barra de la caseta disfrutando de fino y cazon. Dos bloguers pistoleros llamaron mi antencion. Antiguos compañeros de Toreo de Saloon. Ramiro “El Bueno”, Imanol “El Feo” y yo “El Malo”; y el cabron. Acabamos a balazos en el tajo -vertigo de Ronda- disparando unas palabras y bebiendo todo el ron. Os paso a los dos canallas, de gran prosa y de buen blog.
PD: Nos acusan de “Vaciabotellas”, no digo yo que sin razón; y aunque adictos a causas paganas, diré que hay “noble” explicación: poder luego llenarlas de mensajes a discreción, y al bloguero albero arrojarlas camino de otra estación. Un siroco bandolero, capote por palo mayor, las lleve “navegando” por donde escore el corazón.
jueves, 8 de octubre de 2009
Epílogo
10:30 p.m. Habitación 213 del hotel Reina Victoria. Final de una jornada intensa. Pequeño “break” antes de ducharme. Por mi mente, las imágenes de un día inolvidable: una guitarra, un olivar, una calle, madroñeras, coches de caballos, ¡guapo!, ¡suerte!…y, sobre todo, la faena de Cayetano al sexto toro de la tarde al ritmo de “La Concha Flamenca”.
Me asomo a la terraza. La luna tiñe de plata la escena prolongando mi sensación de irrealidad. Al fondo, el valle del Guadalevín y la Serranía. A mis pies, la estatua de Rilke, eternamente paseando entre palmeras. Y a mi derecha, a tan sólo unos metros, la habitación 208, que algún día habitara el poeta y donde una noche escribió, contemplando este mismo paisaje, que por fin había encontrado la “ciudad soñada”…
Hora de ducharse. Fuera esperan la noche y los amigos. Aunque eso será más tarde. Antes, un asunto pendiente que resolver con dos “pistoleros” venidos de más allá de Sierra Morena. Ya os contaré…