Majavieja,
Viernes 25 de Marzo de 2005
La
vida está llena de puntos sin retorno. Aquel invierno de 2005 lo pasamos
recluidos en Majavieja, la finca que el maestro Espartaco tiene en Constantina
(Sevilla).
Nos
dejó una casita contigua a la suya con dos habitaciones. En una de ellas dormía
el maestro Curro Vázquez y nuestro
banderillero Juan Bellido “Chocolate”. Y, en la otra, Cayetano y yo. Ese lugar
se convirtió en el centro de nuestro universo por aquellos meses previos al
debut en Ronda.
Existían
ya los móviles pero no las Redes Sociales y recuerdo que, el futuro torero,
apagó el teléfono un mes antes y su única comunicación con el mundo no inmediato era a
través del apoderado o mía. Sólo salíamos de la finca para ir a algún campo a
tentar o a comprar al pueblo.
El
último tentadero lo habíamos tenido 3 días antes en Zalduendo donde una vaca
vieja casi le “quita el sitio”, después de todo el invierno trabajando en la puesta a punto, para gran
disgusto de Fernando Domecq, titular de la ganadería con la que iba a debutar.
El
Viernes Santo, 24 horas antes de la presentación en público, dejamos Majavieja
camino de Ronda. Chocalate y yo viajamos en una furgoneta que nos dejó el
maestro Espartaco para esa temporada y que era tan pequeña para una cuadrilla,
que necesitaba llevar un remolque para el equipaje (así estuvimos todo esa intenso primer año).
El apoderado y el debutante lo hicieron, curiosamente, en mi coche, un Ford Mondeo, porque
tanto el de Cayetano como el de Curro Vázquez estaban averiados en el taller.
Al
llegar al portón de la finca y correr el cerrojo por fuera, los cuatro fuimos
conscientes de que se iniciaba ahí un viaje sin retorno que no sabíamos hasta
dónde nos llevaría pero que, a partir de ese momento, nada volvería a ser lo
mismo.
Tal vez por ello, nos
hicimos esta foto en la puerta antes de iniciar la aventura. Lo demás, es
historia.