“Uno
tiene un representante o un manager, un masajista que le ablanda a uno el
cuerpo, recibe consejos hasta del promotor, alguno se lleva más dinero que el
propio boxeador; pero lo cierto es que cuando suena la campana, te sacan el
banquito y uno se queda sólo”
Ringo Bonavena (boxeador)
El
boxeo y la Tauromaquia tienen en común esa
atracción anacrónica y atávica que ejerce el peligro sobre el ser humano.
La posibilidad cierta de la muerta, de la tragedia, del drama con toda su carga
literaria.
En
el ring la campana y la cinematográfica frase de “segundos fuera” mientras el
boxeador se pone de pie y le retiran el banco. En el ruedo, los clarines y los
subalternos "tapándose" tras los burladeros.
Una
vez leí que el momento de mayor aceleración del pulso de un torero se producía
unos segundos antes de que saliera el toro. Cuando clava su mirada en la puerta
de chiqueros mientras su cabeza hace un último intento por convencerlo de que
abandone. Es el instante que marca el punto de no retorno. El momento previo a salir por la boca del burladero y que ya todo sea sólo puro instinto de supervivencia.
Cayetano en Las Ventas segundos antes de que salga su toro Imagen: Internet |
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