Cantillana,
25 de Febrero de 2017
"Feria en Cantillana, / Cometa de fuego, / Que en la primavera / Subió para el cielo. / Un ángel malo le estará cantando a Dios / "Ojos Verdes", "María de la O". / Fue libre en la duda, / Libre en el "te quiero" / Libre, libre, / Libre como el viento." (Carlos Cano, "Romance a Ocaña")
Las
Pajanosas, Burguillos, Villaverde del Río y Minas, Cantillana…habíamos pasado
por ésta última infinidad de veces esos inviernos de preparación concentrados
en Constantina - en la finca de Espartaco o de Dolores Aguirre - pero nunca
habíamos toreado aquí.
Imagen: Ramiro Curá |
Su plaza,
sin callejón, se llenó hasta la bandera para este festival a beneficio de su
Real Archicofradía Sacramental en que coincidíamos por primera vez en un
paseíllo con Pablo Aguado, novillero puntero que tiene una muy ilusionante
temporada por delante en la que tomará la alternativa en Sevilla en San Miguel.
Curro Vázquez y su sobrino Fran Vázquez, apoderados de Cayetano y Pablo Aguado respectivamente. Imagen: Ro Parrilla |
Cayetano y Pablo Aguado. Imagen: Ramiro Curá |
El
encierro de Las Azores dio mucho juego y toreros y público pudieron disfrutar que es de lo que se trata.
LópezSimón brindó su toro a Manili – El Tigre de Cantillana – quien en su día abriera tanto la Puerta Grande de Las Ventas como la del Príncipe de Sevilla en
sendas corridas de Miura y que, casualmente, hoy cumplía 65 años.
Paseíllo en Cantillana. Imagen: Ro Parrilla |
Plaza de toros sin callejón. Imagen: Ro Parrilla |
Imagen: Ramiro Curá |
Imagen: Ro Parrilla |
Imagen: Ro Parrilla |
Después
de comer en el hotel de Brenes donde nos alojábamos, emprendimos rumbo a Vera
(Almería), comentando lo idóneo en estas fechas de los festivales a las 12 de
la mañana.
La A 92,
esa carretera que vertebra Andalucía de Oeste a Este, se consume bajo las
ruedas del Cochecuadrilla mientras en mi mente no deja de sonar “Romance a Ocaña”, ese maravilloso tema de Carlos Cano dedicado a José Pérez Ocaña, pintor
homosexual, anárquico, transgresor que, a principios de los años 70, dejó su Cantillana
natal para convertirse en un “personaje” habitual de La Rambla barcelonesa y
que encontró la muerte de manera tan extravagante como su propia vida: en el
año 83, por Septiembre, regresó a su pueblo por unas fiestas locales para las
que diseñó un disfraz de sol confeccionado con tela, papel y bengalas que, en
un accidente, ardió y Ocaña “se fue vestida de día, se fue vestida de sol. Se fue,
las malas lenguas decían que el fuego la prendería, el fuego del corazón”…