sábado, 20 de febrero de 2016

Moheda (de Zalduendo)

Martes, 2 de febrero de de 2016

A pocos kilómetros del cruce de Aliseda según se viene de Mérida, aparece el desvío a la izquierda, con su nombre cercenado, desposeído del apellido con un simple borrón de pintura.  Moheda - monte alto con jarales y maleza -, pero, ¿moheda de qué? ¿Luis qué? ¿María qué?

En el camino de tierra que conduce a la casa, un silbido de viento y silencio, que a mí me recuerda a los western de Sergio Leone, corretea entre las encinas, antaño pobladas con ganado bravo, como si el último tren del día, tal vez de la vida, acabara de abandonar la estación. 


El apellido cercenado en la entrada al caserío
Y, ya en la plaza, junto al caserío, esa sensación se agudiza al descubrir que el hierro que presidía el ruedo también ha sido borrado; aunque de una manera tan conscientemente desprolija que su ausencia no hace más que remarcar su presencia.


El hierro que presidía la plaza prolijamente "mal borrado" entre los dos arcos
Pero todo este estado crepuscular se esfuma al aparecer Fernando Domecq con su misma afabilidad y cercanía de siempre, como hace más de 10 años cuando un novel Cayetano vino por primera vez a tentar aquí y el ganadero, quizá el más cotizado de entonces, decidió apostar por él.


Fernando Domecq y Cayetano en un descanso del tentadero
Hace un tiempo vendió la ganadería y el hierro pero se quedó con la finca. Hoy sólo dispone de 40 vacas  que le regaló su hermano Borja – Jandilla – “para no aburrirse”.


Se le ve feliz, relajado, disfrutando de su nuevo estatus. Al finalizar el tentadero alguien le pregunta: ¿Volverás con un nuevo proyecto, Fernando? No, eso nunca, responde con una sonrisa pícara. ¿Le creemos?


Primavera en febrero sobre la dehesa extremeña




1 comentario:

  1. Mucha nostalgia.- Qué pena que don Fernando lo haya dejado.- Pero la esperanza (lo último que se pierde) la seguiremos teniendo.- Gracias Ramiro.- Un abrazo para Fernando

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