jueves, 2 de marzo de 2017

Vera, regreso 7 años después

Vera, 26 de Febrero de 2017

De la última vez que estuvimos en Vera (Almería) hace casi ocho años. Llegamos la madrugada del 26 al 27 de Septiembre de 2009 provenientes de un día muy intenso emocionalmente en Barcelona.

Paseíllo en Vera. Imagen: Ramiro Curá


Se cumplían 25 años de la muerte de Paquirri y Cayetano, que siempre le había pedido a Curro Vázquez no torear ese día, quiso hacer una excepción en aquella ocasión y rendir un homenaje a su padre en la plaza donde, en 1966, tomara la alternativa.

La experiencia fue muy respetuosa pero tan desgastante emocionalmente que, al entrar en el hotel procedente de la plaza, sin haber probado bocado en todo el día y con un fuerte dolor de cabeza, se juramentó no volver a vestirse de luces en tal fecha.

Llegar aquella madrugada a Vera después de aquel día tan intenso, fue como un bálsamo. Una ciudad dormida y un hotel junto a un campo de golf a las afueras nos recibieron. Pero era tal el agua que caía que, al día siguiente, la corrida hubo de ser suspendida. En mi mente, tantos años después, tenía nítida, no sé por qué, la desolada imagen de la estatua de Espartaco que hay junto a la puerta grande y que allí continúa. Tal vez porque, bajo la lluvia, las estatuas siempre me han parecido dramáticamente tristes.


Estatua de Espartaco. Imagen: Ramiro Curá

Los caballos de Diego Ventura siendo preparados por la mañana. 

Cartel de Vera.


Esta vez lució el sol y el festival se pudo celebrar. Casi lleno en los tendidos nuevamente para ver un encierro de Buenavista que, en general, no dio muchas opciones. Aún así el público se divirtió.

De regreso a casa, en el lugar de carretera en que nos paramos a cenar, sobre la pared, una copia de la primera tarjeta publicitaria que se hizo de Cayetano vestido de luces tras su debut en Ronda.

Primera tarjeta publicitaria de Cayetano vestido de luces

El maestro Curro Vázquez se acercó a ella, la observó un rato en silencio y luego, mirándome, los dos de pie frente a ella, comentó: “Qué lío formó aquella tarde. Nadie se esperaba esos cambios de mano y esos pases de pecho”.

Doce años va a hacer ahora de todo aquello.

El fin de semana que viene, más.    


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